La Fira de s'Oliva de Caimari no defraudó a los visitantes pues, como es habitual, contó con numerosos puestos de venta de aceitunas y de aceite. El éxito de una feria temática radica en que el visitante encuentre lo que se anuncia y Caimari siempre ha procurado ofrecer una buena muestra de su producto local por excelencia.

Una decena de puestos de olivas ofrecían una gran variedad de tipos de conserva con aceituna. Se podían adquirir las típicas olivas de verdeo, para que cada cual las aliñe en su casa, las pansides, o las diferentes preparaciones: en salazón, con ajo, picantes, en paté, con anchoa, etc.

El Ayuntamiento de Selva, al que pertenece Caimari, se esforzó este año por recrear una típica garriga en el centro de la plaza. Además, construyó los llamados 'hoteles para insectos', una iniciativa didáctica que mostró una forma sencilla de aumentar la presencia de fauna beneficiosa para la polinización.

Los 'hoteles para insectos' construidos en Caimari se elaboraron con cañas y otra materia vegetal hueca, en forma de panel, para ofrecer refugio a los invertebrados.

En el círculo exterior de la plaza se colocaron puestos de artesanos y alimentación. La feria se complementó con una exhibición ecuestre a cargo del caballista Jaume Rosselló.

También se puedo ver una interesante exposición de pintura de Miguel Trias y Juan Muñoz, plagada de motivos tradicionales.

Las precipitaciones y el mal tiempo quisieron deslucir la cita. El sábado llovió e hizo viento y el domingo descargó granizo a las nueve de la mañana y a las doce goteaba.