El público asistente a la tercera feria de Inca, la dedicada al medievo y el renacimiento, no quedó defraudado ayer pues la ambientación era atractiva y la temperatura invitó a pasear. No decían lo mismo la mayoría de vendedores y comerciantes, que no hicieron la caja que esperaban.

Los comerciantes más veteranos aseguraban no recordar unas ferias de Inca con unos resultados económicos iguales. Maria Figuerola, del ramo de la alimentación, decía: "No sé si es la crisis u otra cosa, pero lo cierto es que las cajas son muy tristes".

El centro histórico de Inca se convirtió ayer en un mercado medieval con una parte cristiana y otra árabe. El zoco ocupaba el último tramo de la calle Major , Miquel Durán y los callejones que circundan el mercado de abastos. La zona cristiana ocupaba las calles Comercio, Obispo Llompart, Jaume Armengol, la avenida del General Luque y la plaza de la Libertad.

Además de la ambientación de los puestos, la feria se apoyó en algunas actuaciones, siempre sobre la temática de época.

Feria del Arte

El nuevo equipo de gobierno municipal ha pretendido darle un cambio este año a las ferias y a esta tercera la denominó Feria del Arte. Así el primer tramo de la calle mayor se llenó con artistas como pintores y escultores.

Cabe destacar también que algunos representantes de comercios de alimentación y cafeterías se quejaron de la proliferación de mesas de recaudación de colegios que ofrecían pasteles y pastas.