Operarios de la brigada del ayuntamiento de Sóller procedieron a primera hora de la mañana de ayer a la retirada de la cruz franquista instalada en el camino del Far de Muleta. El alcalde Jaume Servera presenció los trabajos junto a varios descendientes de un soldado que fue fusilado a consecuencia de los hechos que ocurrieron en julio de 1936, poco después de que estallara la rebelión militar contra la II república.

La retirada del monumento dedicado al soldado Francisco Javier Lizasoaín responde al acuerdo que tomó el último pleno municipal mediante el cual se decidió desmontar este monolito y parte del monumento a los Caídos, el segundo homenaje a los vencedores de la Guerra Civil que existe en el municipio y que está instalado en la plaza de España de Sóller. El acuerdo fue tomado en aplicación de la Ley de Memoria Histórica, aprobada durante la segunda legislatura de Rodríguez Zapatero.

Familiares de una víctima

En el derribo de la cruz estuvo presente la hija del cabo José Muñoz Enrile, María del Pilar Muñoz, que cuando ocurrieron los hechos tenía tres años de edad. La acompañaban dos sobrinos José y Oliva Delgado, que exhibieron un pequeño retrato de su familiar.

Tanto la hija del soldado como sus sobrinos expresaron su satisfacción por la retirada del monumento erigido por el bando triunfador y felicitaron al alcalde por la iniciativa que ayer se materializó. Josep y Oliva Delgado afirmaron que "estamos agradecidos con el alcalde porque ha sido valiente al decidir poner en marcha este acto". Añadieron que la retirada del símbolo "ha sido una reivindicación histórica de nuestra familia" y lamentaron que "nuestra madre muriera sin haber podido tener un reconocimiento al valor de su padre".

Los hermanos aseguraron que, "de estar viva, este momento le produciría una gran alegría tras muchos años de dolor". "Esta cruz le provocaba un inmenso pesar", señalaron Josep y Oliva Delgado, recordando a su madre, ya fallecida, hija del ajusticiado cabo José Muñoz.

Los trabajos de retirada de la cruz se llevaron a cabo con un camión grúa del ayuntamiento que la tiró al suelo. El alcalde, elegido tras las elecciones del pasado mes de mayo, afirmó que las piedras se reutilizarán en otros cometidos y destacó la "discreción" con la que se llevó la retirada del símbolo franquista situado en el Port de Sóller.