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Sa Pobla

Cuatro generaciones cuidando de los difuntos

La saga familiar de los 'Molondro' de sa Pobla llevan casi cien años al frente de la funeraria que lleva su nombre, la empresa que puso en circulación el primer coche funerario de la localidad, un antiguo Talbot

El primer coche funerario de sa Pobla, en una imagen tomada en 1945. arxiu joan llabrés

La saga familiar Bennàssar 'Molondro', los cuatro con el nombre propio de Miquel, ha llevado a cabo con orgullo y profesionalidad una tarea tal vez no lo suficientemente valorada hasta que cualquier familia haya precisado de sus inevitables e indispensables servicios: ayudar y conducir, con dignidad, al ser más querido en su último viaje.

La actividad funeraria de los Molondro fue iniciada por Miquel Bennàssar Oliver en 1918 como consecuencia de la mortal epidemia de gripe que, en sa Pobla, terminó con la vida de más de 130 personas en solo tres meses. Nacido el año 1902, Miquel 'Molondro' falleció en 1964. Carpintero de profesión, en su taller se iniciaron en el oficio de trabajar la madera sus hijos Sebastián y Miquel. En aquella época no existían servicios funerarios y cuando se producía un deceso, cada familia encargaba el baúl a su carpintero de confianza, hasta que poco a poco los profesionales del ramo dejaron de fabricar ataudes. No fue el caso de los 'Molondro', cuyo padre vio en aquella actividad un negocio con futuro.

El nacimiento de la empresa

De ahí nació la empresa funeraria que continuaría su hijo Miquel, ayudado por su esposa Micaela Mojer, hasta su jubilación. La empresa Funeraria Molondro, que da empleo a cinco trabajadores, es gestionada desde 1995 por Miquel Bennàssar Mojer, actual presidente del club de fútbol local U.D. Poblense. Fue un popular futbolista que, a lo largo de su carrera deportiva, defendió, como portero, los colores de Poblense, Constància y Real Mallorca.

Su hijo, también Miquel y también futbolista (actual guardameta del Poblense), se incorporó hace poco más de un año al negocio familiar, firmando así la cuarta generación familiar.

Cuenta Miguel, el actual gerente de la empresa, que con el paso de los años, "los servicios que ofrece una funeraria que quiera adaptarse a las exigencias o demandas del usuario distan mucho de los que se ofrecían en tiempos de mi abuelo. Mi padre, un hombre emprendedor y con visión de futuro, poco a poco fue adaptando la empresa a los nuevos tiempos de su época y nosotros podemos decir, sin temor a equivocarnos, que ofrecemos una atención integral a quienes requieren nuestros servicios, con un sello de responsabilidad y calidad, fruto de los muchos años de experiencia."

Miquel no quiere calificar su oficio de duro. "Cuando uno nace y crece en este ambiente profesional se curte lo suficiente para ser consciente de que se trata de una actividad que requiere profesionalidad y mucha responsabilidad, así como también espíritu de sacrificio, al tener que estar disponible las 24 horas de los 365 días al año". Y añade que "lo más impactante y duro es cuando tienes que prestar tus servicios a causa del fallecimiento de un niño."

La funeraria Molondro cubre los servicios de los municipios de sa Pobla, Muro, Santa Margalida y Alcúdia y el crematorio las 24 horas del día. Practica un ceremonial fúnebre propio para satisfacer a todas las creencias.

Las generaciones de 'poblers' mayores de setenta años retienen todavía en la retina de su memoria aquel histórico y primer coche funerario de sa Pobla, adquirido por Miquel 'Molondro'y bendecido el 4 de marzo de 1945 en la plazoleta de la iglesia por el párroco. El 'cotxe dels morts' era el nombre popular de aquel vehículo Talbot que había pertenecido a la adinerada familia de Can Palou.

La carrocería que lo transformaría en coche fúnebre fue construida en los talleres del chapista local Tomás Barceló. La entrada en servicio del coche fúnebre terminó con el traslado de los difuntos al cementerio con los llamados 'simalers', comparables a las camillas de campaña transportadas por cuatro personas.

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