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Iniciativa

Un año andando por la costa

Pep Rigo decidió el pasado enero recorrer la costa de Mallorca a pie - 32 etapas, centenares de fotos y 500 km después, el domingo llegó al faro de ses Salines

A Josep Maria Rigo, Pep para los amigos, le tomaron por loco. Era a principios de año, cuando les dijo que quería dar la vuelta a Mallorca a pie, por la costa y por etapas. Más de 500 kilómetros de trazado para poder evadirse de un contratiempo personal, para reconocer lo que muchas veces solo está en fotos.

Pep, fisioterapeuta y enfermero nacido en Palma en 1985, puso fecha y punto de partida a una expedición algo incierta en cuanto a tiempo. El 18 de enero comenzó en el faro de ses Salines la travesía que le ha ocupado los fines de semana desde entonces; 32 etapas de entre 10 y 22 kilómetros cada una, que este mismo domingo acabaron en el mismo punto de salida y que dejaron por el camino madrugones, sol, amigos y muchas fotos. Entre aplausos y reconocimiento, muchos de sus amigos no quisieron perderse el momento, e incluso elaboraron una gran pancarta como meta improvisada, un muñeco excursionista a su imagen y semejanza y alguna que otra sorpresa más.

Los mismos que durante casi un año no han dejado solo a Pep. "Durante la semana se dedicaba a anunciar la ruta para que todo aquel que estuviera disponible y quisiera acompañarle, lo hiciera", recuerda su amiga Cristina Fernández. "Así, ha conseguido reunir personas de lo más variopinto, desde la tercera edad hasta niños de cinco meses, pasando por su perra Auba". En total, treinta personas diferentes han compartido su ruta en algún momento, en etapas que han ido desde los 10 hasta los 22 kilómetros la más larga, la que le llevó desde Cala Mitjana hasta Betlem. Pep ha tenido que adaptarlas a cada época del año: partiendo más tarde los meses de frío, acortando en los meses de verano, "en los que la etapa siempre acababa en chapuzón". Y siempre con una mochila con agua, "galletas o una napolitana de chocolate para reponer fuerzas".

Entre las complicaciones encontradas: tener que atravesar fincas, los tramos cerrados por urbanizaciones, las dificultades para realizar algunas etapas de la Serra de Tramuntana... "una vez, cubriendo una etapa entre el Cap Blanc y s'Estanyol, hubo que rodear el torrente de Cala Pi porque no encontraba las escaleras que bajan al torrente (las cuales encontró justo al rodearlo)".

Las calas del Llevant

En otras ocasiones, buscando el sendero, ha acabado por sorpresa en la terraza de algún hotel. No podría destacar una etapa por encima de otras, aunque Pep comenta que la zona que más le ha sorprendido es la del Llevant, donde descubrió infinidad de calas que le eran totalmente desconocidas.

"En Pep és un cul calent", repiten sus amigos "siempre activo y con una sonrisa", la misma de la que hizo gala el domingo, calzado con las mismas zapatillas de montaña que no ha querido reemplazar pese a estar completamente destrozadas por el uso. Para el recuerdo, imágenes preciosas de una isla que vale la pena 'patear'.

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