El mar destrozó parte de la playa del Port de Pollença en la noche del miércoles al jueves. La fuerza de las olas invadió toda la zona arenosa llevandose grandes cantidades del árido de la playa.

Durante la mañana de ayer el panorama era realmente de catastrofe. Los daños son cuantiosos según una primera estimación del personal de las playas.

Bartomeu Cifre Bennàssar, concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Pollença, aseguró, no obstante, que "la playa se recompondrá en la medida de lo posible, en cuanto el tiempo nos lo permita". El edil es consciente de que queda poca temporada turistica por delante pero "aún así la imagen que da es de zona catastrófica y no debemos permitir esa publicidad negativa".

Cifre reconoce que "la playa del Port de Pollença es débil, la arena no está tan sujeta como en muchas otras" ya que se hizo con regeneraciones artificiales y su mantenimiento depende de los rompeolas. Sin embargo, la fuerza del viento y las olas era tal el miércoles pasado que los rompeolas no sirvirieron para su cometido.

Varios barcos se vieron arrastrados. Ayer los turistas se hacían fotos ante un velero, varado sobre uno de sus costados, en la playa dels Tamarells. Curiosamente sobre un rompeolas de rocas se podía observar tambien una motora que había sido catapultada sobre él.

La arena que el mar arrojó hacia el paseo ha sepultado centenares de hamacas. Uno de los empleados de la Asocicación de Vecinos, concesionaria del servicio, explicó ayer que "aún no se sabe cuantas se han perdido pero lo cierto es que varios centenares están enterradas.

Las sombrillas también padecieron la fuerza del mar y el viento. Muchas de ellas quedaron destrozadas.

Anegada

La zona de juegos infantiles situada junto al bar de playa, s'Embat quedó totalmente anegada y recubierta por restos de plantas acuáticas. Una gran parte de la playa está también recubierta por estos restos que ayer conferían un olor especial al lugar.

Algunos pinos del paseo marítimo quedaron también afectados y en varios puntos se acordonaron en previsión de que alguna rama pudiera caer.

Trabajadores de las playas se afanaban en limpiar lo que podían, levantando postes caídos, y a mediodía pudieron entrar ya con tractores.