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El conflicto por la marca entre Pepsi y la mallorquina Pep Cola acaba ante el juez

La empresa autóctona de bebidas demanda a la Oficina Española de Patentes y Marcas al no estar de acuerdo con sus argumentos de protección a la multinacional

"Había dos opciones, o bien que decidiera un funcionario o bien hacer tomar la decisión a un juez. Nos hemos cansado y hemos optado por la segunda", explica Carme Verdaguer, responsable de la empresa de bebidas mallorquina Pep, que engloba Pep Lemon, Pep Taronja y Pep Cola, la denominación que desde hace casi un año viene mosqueando a la multinacional Pepsi, que alude a la confusión de nombres en el consumidor final para intentar vetar a la marca isleña.

La historia arranca en marzo de 2014, cuando varios emprendedores se unen para crear una bebida de limón propia de Mallorca. Con el fin de conseguirlo llegan a un acuerdo con Agroilla para obtener la materia prima, con la fundación Amadip-Esment para que sus trabajadores elaboren el producto y con La Paduana de Petra para que lo embotelle. Por esas fechas registran la marca Pep Lemon en la Oficina Española de Patentes y Marcas de Madrid. "En esos momentos nadie se opuso", recuerda Verdaguer, por lo que todo arrancó con normalidad.

Fue en el momento en que quisieron acuñar la marca denominativa Pep Cola cuando Pepsi se opuso frontalmente y presentó una protesta formal ante la Oficina de Patentes. Todo para que el nombre 'Pep' marchara de las botellas marrones... y también de las amarillas. "Está claro que ante esa disyuntiva el funcionario no tiene dudas, ve el nombre de Pepsi y el de la otra marca desconocida y prácticamente ya sabe a quien darle la razón". "Aluden a una posible confusión, pero es que nosotros no queremos posicionarnos a la misma altura que Pepsi, ni que se nos compare con ella, porque simplemente no tenemos nada que ver".

Simplemente Pep

De hecho solamente Pep Lemon tiene 'apellido' en el etiquetado de las botellas; tanto el refresco de cola como el de naranja (lanzado hace solo unas semanas al mercado) se llaman simplemente 'Pep' y lo único que cambia es el color distintivo y algún dibujo del producto. Pero tan recelosa está Pepsi de su nomenclatura, que ha llegado al extremo de querer prohibir también el nombre de un colectivo de animación llamado La colla pessigolla, "¡simplemente porque la pronunciación del inicio de la palabra resulta similar!", se sorprende Marga Aloy, comercial de Pep.

Desde que en noviembre de 2014 Pepsi se manifestara en contra, varias han sido las cartas y contracartas cruzadas entre la sede española que la multinacional estadounidense tiene en Madrid y Mallorca. "Sus abogados pidieron una reunión para solventar el tema, pero nunca han querido concretar la fecha", critica Carme Verdaguer, "así que llegado el verano decidimos no esperar más y que la Justicia sentencie".

Paralelamente al proceso, Pep ha iniciado contactos con distintos publicistas para que emitan un informe, sobre si realmente pudiera existir tanta confusión ante la disparidad, tanto el asentamiento como el volumen de producción de ambas ofertas.

Según la empresa mallorquina, "lo que más teme Pepsi es que esta resolución judicial, en caso de ser negativa a sus intereses, pueda crear jurisprudencia y afectar al resto de multinacionales", teniendo en cuenta la fortaleza del lobby formado por las grandes marcas de bebidas. Una fuerza refrendada más si cabe con la ley estatal de 2001, casi hecha a medida para las marcas más asentadas.

Un apunte: PepsiCo (que engloba a todas la compañías de la marca) ya ha anunciado la salida al mercado de la nueva Pepsi Limón, con el nombre en castellano, aunque de momento solo se distribuiría en California, Arizona, Nuevo México, Texas y Chicago, sin que esté previsto que por ahora llegue a Mallorca.

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