Sant Juníper Serra no convence a todos los vecinos de Petra, aunque una cosa sí está clara: la inmensa mayoría cree que la canonización a cargo del papa Francisca representa una extraordinaria oportunidad para el municipio. En este sentido, residentes, autoridades políticas, comerciantes y empresarios confían en que a partir de ahora lleguen más turistas y ello se traduzca en mayores beneficios económicos. En cuanto a si la nueva aureola de santidad puede conllevar un repunte de vocaciones religiosas o una mayor asistencia a las misas, la práctica totalidad coincide en ver esto arduo difícil. Se constata, una vez más, que el catolicismo sigue de capa caída.

La encuesta de este diario revela que hay controversia en torno a la figura del Pare Serra. Muchos ciudadanos opinan, pero prefieren no identificarse y menos posar para la foto. De todos es sabido que tiene sus estatuas y monumentos en México y California, entre otros sitios, si bien también es vox populi que colectivos indígenas han mostrado reiteradas veces su malestar por la misión evangelizadora del franciscano y su relación con los que convirtió, rechazando que pudiese contribuir a la opresión y explotación. Sea como fuere, en Petra se respira ilusión. Hay a quienes les gustaría una Petra tipo Valldemossa, con más macetas en las calles, etc. La curiosidad: la plaza del Pare Serra se conecta con la de Ramon Llull, muy probablemente el próximo santo mallorquín.