Eran las cuatro de la madrugada de ayer cuando una serpiente multicolor, un rio de gente, se puso en marcha dese la plaza de es Bestiar de Inca para ascender hasta el Santuario de Lluc. Era el momento de la salida oficial de la XXXI edición de la Pujada a Peu a Lluc de la Part Forana.

Sin embargo, hubo otros que comenzaron a caminar mucho antes. Probablemente el grupo de valientes que antes se lanzaron al camino fue el de una docena de personas que partió en la tarde del sábado, a las 15,30 horas, de Cala Figuera (Santanyí), entre los que caminaba también el alcalde, Llorenç Galmés.

Se unieron a los peregrinos de Campos y a los de Porreres en esta última población. A las 21,30 horas cenaron todos juntos y reemprendieron la larga marcha.

Un grupo de nueve personas, salieron a las 18 horas de la plaza de Son Servera para realizar la tradicional subida. En total recorrieron unos 70 kilómetros hasta llegar al Santuario. En todo momento estuvieron acompañados por un coche de Protección Civil. A ellos se les unió un grupo de 70 personas más tras su llegada a Inca. Para la vuelta la organización había preparado tres autobuses en diferentes horarios que compartieron con los peregrinos de Sant Llorenç.

Desde unos 40 pueblos de toda la Part Forana ascendieron ayer a la montaña oleadas de peregrinos. Los cálculos estiman que se llegó a los 10.000 y cabe destacar que por primera vez se agregó oficialmente un grupo específico de Biniali, que antes subía con Sencelles.

Carretera

La carretera de Inca a Lluc estuvo cerrada desde la salida oficial hasta aproximadamente las ocho de la mañana. Los carteles oficiales rezaban que se abriría a las 7,30. Sin embargo no fue posible porque la riada de gente aún colapsaba la parte final del trayecto.

La asociación de Antics Blavets de Lluc, entidad que organiza cada año el evento, precisó de la contratación ayer de dos autocares que actuaron como coche escoba. Cabe destacar que la falta de entrenamiento de muchos caminantes provocó abandonos. Incluso una peregrina que procedía de Manacor, tuvo que ser recogida a las 7,30 en Caimari pues ya no podía llegar. Otros, rezagados, de Campos, llegaron por su propio pie aunque derrengados y pasadas las once de la mañana.

En diferentes puntos del camino se ofreció fruta y agua a los caminantes. A la llegada, en la explanada situada junto al aparcamiento de Lluc se sirvió un desayuno caliente: una taza de chocolate y un bollo. Martí Solivellas, uno de los antiguos Blavets encargado de este avituallamiento precisó que se tuvieron que agregar 50 litros de leche más de los previstos ante la asistencia de gente.

Hacia las 8,30 de la mañana se plantaron en la plaza dels Pelegríns algunos gigantes desplazados desde varios de los puntos de origen de los peregrinos. Los xeremiers hicieron sonar sus instrumentos que, a pesar del elevado tono, no lograron despertar a muchos de los exhaustos que se habían dispersado por los parterres para dormir un rato y recuperar fuerzas en el suelo.

Ofrenda

A las nueve tuvo lugar la tradicional ofrenda de flores a la Mare de Déu. El acto se celebró en un Acolliment casi lleno de fieles. Uno por uno, los diferentes pueblos entregaron su regalo al obispo de Mallorca, Xavier Salinas, a los pies del altar.

En su discurso de bienvenida, previo a la eucaristía, Gabriel Ferragut, presidente de los Antics Blavets anunció la finalización de su mandato y presentó a quien es el nuevo presidente de la entidad a partir de hoy, Llorenç Galmés.