Tres horas intensas de bailes, sentimiento y animación por las calles y plazas de la localidad fue los que ofrecieron ayer los Cossiers de Montuïri acompañados por los Xeremiers y el Dimoni, quien (de nuevo y como es tradición) se convirtió en gran protagonista de la fiesta al perseguir con su látigo y palo a los jóvenes que intentaban provocarle. Más de uno "va tastar en la seva pell el gust de la llandera".

A las seis media aparecieron en una plaza Major ya abarrotada de gentío. La de ayer, día de sa Revetla, es la segunda de las tres salidas anuales. El turno de actuación correspondió a Josep Canuto (dama), Toni Sánchez, Miquel Àngel Sansó, Tomeu Verger, Tomeu Rafel Ginard, Pere Servera y Toni Nicolau. Hoy, día de Sant Bartomeu, será la tercera y última a partir de las diez de la mañana.

Sobre el catafalco interpretaron la pieza con la que comienza cada uno de sus tres días de actuación, Flor de Murta. A continuación, los Cossiers se dirigieron a la casa rectoral para acompañar las autoridades religiosas al templo parroquial para las completas. Veneraron la estatua del patrón Sant Bartomeu al tiempo que se repartía a los asistentes el ramo de albahaca, la planta que los Cossiers portan en sus manos y que aleja a insectos y malos olores.

Frente a es Graons, bailaron Sa Mitjanit, recuperada en 2014 gracias a al historiador y maestro de cossiers, Joan Socies Fiol en colaboración de Tomàs Salom. Seguidamente, Cossiers, Dimoni y Xeremiers iniciaron el recorrido danzando por las calles y plazas de la población entre multitud de seguidores e idas y venidas rápidas de los jóvenes perseguidos por el Dimoni a golpes de látigo. No obstante, la aglomeración de gente hizo que fueran numerosas las personas que no pudieran ver en buenas condiciones la manifestación de ritmo, música y tradición.

Ya entrada la noche regresaron a la plaza Major más abarrotada que nunca para continuar. Antes de su llegada a este punto, el descenso por la calle del Pujol proporcionó una de la corridas del Dimoni y jóvenes más espectaculares.

La fiesta se trasladó acto seguido a las casas particulares para la cena con los familiares y amigos, que tal y como es habitual fue mayoritariamente a base de frito mallorquín y lechona. La revetlla y rodelles de medianoche y la verbena de Es Dau pusieron punto final al programa de ayer.