Sin peligro de insolaciones, sin miedo a las quemaduras y con música, comida y toda una playa al servicio de las sombrillas y toallas nocturnas. Así, con bañadores y bikinis pero sin gafas de sol, miles de personas llenaron un año más la playa de Cala Moreia de s'Illot en otra edición de la 'Sombrillada Nocturna', dos décadas después de su instauración allá por los noventa.

Antes de las diez de la noche, hora fijada por la organización para empezar con las luces y el sonido, la arena ya presentaba la ocupación de una buen día de verano. Muchos situaban toallas y mesas de forma estratégica, algunos se montaban incluso su propio chillout privado y casi todos descargaban su nevera y los recipientes donde cada uno portaba su plato estrella, aunque fuera servido en plástico o cartón. Nada de cosas ligeras a medianoche: lechonas, paellas y, quizá sí, alguna ensalada para acompañar, fueron combinando perfectamente con vinos, tapas y algún refresco para los niños. La 'Sombrillada' sigue siendo junto a la feria artesana de anoche, uno de los actos principales de las fiestas estivales del núcleo costero de Manacor.