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Reportaje

El año en que Porto Cristo tuvo su propio aeropuerto

En agosto de 1933 se inauguraba la línea entre Ciutat y la localidad costera para dar cobertura a la demanda que suponían las Cuevas del Drach para el turismo acaudalado

Única imagen que se conserva del aterrizaje del aeroplano que cubría la ruta entre Palma y Porto Cristo.

El sol cae a plomo sobre Porto Cristo mientras el piloto, Guillem Xuclà, busca el hueco que le han indicado instantes antes para tomar tierra cerca de la costa este de la isla. Media hora antes, el biplano con matrícula EC-TAT ha partido del aeródromo de Son Bonet con varios turistas adinerados a bordo, ansiosos por conocer las grutas despampanantes que el guía les ha ´vendido´ al otro lado de la isla. La avioneta empieza a bajar, casi por inercia, en cuanto divisa la explanada del campo conocido como ses Comes de sa Carrotja, en la finca de es Regalo, apartada unos centenares de metros del área habitada.

El 20 de agosto de 1933 y es, oficialmente, la primera vez que un aeroplano se posa cerca de la localidad, lo que supone la inauguración del servicio turístico que debe llevar viajeros desde Ciutat hasta las Cuevas del Drach, descubiertas unos años antes por el espeleólogo francés Edouard Alfred Martel.

El campo de aterrizaje, algo pedregoso, hace que el avión trepide mientras sus ruedas rozan el suelo desprendiendo el humo provocado por la fricción. Xuclà apaga motores y las hélices dejan de girar poco a poco. Rápidamente el mecánico que acompaña al pasaje, J. Andrade, inspecciona la máquina para comprobar que todo ha ido según lo previsto. Efectivamente todo está en orden. El hecho de que sea domingo provoca que varios curiosos, trajeados y tocados con sombreros, se hayan acercado para ver el espectáculo aéreo.

A principios de la década de los años treinta, antes de que en verano de 1936 explotara la Guerra Civil, el turismo solía ser adinerado y de larga duración. Los hoteles eran escasos y el sol y playa no suponían el mayor de los intereses de los recién llegados.

Era verano de 1896 cuando Martel, influenciado por las lecturas de Jules Verne e invitado a la isla por el archiduque Luis Salvador, descubrió la cueva donde se halla el lago que lleva su nombre. Aunque no fue hasta 1922 cuando la cueva se empezó a acondicionar con el fin de poder ser visitada, abriendo un nuevo acceso y trazando una serie de caminos y escaleras. Lo que finalmente se completó, unos años más tarde, con el diseño de la iluminación eléctrica por parte del ingeniero barcelonés Carles Buigas.

La ruta, operada por Aero-Taxi SL, cubriría el trayecto Palma-Porto Cristo cada jueves y domingo a un precio estimado de 25 pesetas. Los tiques de vuelta podían comprarse en el Hotel Perelló (el primer establecimiento turístico que hubo a escasos metros del puerto), una vez se regresara de las grutas. El coste incluía el traslado del aeropuerto hasta la entrada y viceversa y el asesoramiento e información de un guía.

Con poco éxito

"Era demasiado dinero para la época, así que el negocio no era tal y al poco tiempo la ruta tuvo que cerrar sin beneficios", explica Salvador Vadell, uno de los mayores conocedores de la historia de Porto Cristo y organizador de una muestra fotográfica para conmemorar el 125 aniversario de la localidad, en la que precisamente se incluía la única instantánea que se conserva de un aeroplano aterrizando en ses Comes, una explanada que posteriormente se utilizaría como campo de fútbol. Un triste final para uno de los primeros experimentos turístico-aéreos de Mallorca.

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