Calvià tiene previsto lanzar, al menos sobre el papel de las buenas intenciones, una declaración de guerra contra el turismo de borrachera y las célebres excursiones etílicas (lo que, en inglés, se conoce como pub crawling), que han dejado un reguero de escándalos durante el pasado verano.

Sólo así cabe interpretar dos medidas sobre las que trabaja el Ayuntamiento: una ordenanza que prohíba el consumo de alcohol en la vía pública y pasar página a la normativa que este verano empezó a regular, a través del cobro de una tasa, la organización de rutas alcohólicas. Ahora lo que se plantea el Consistorio es prohibirlas también directamente. En esta cruzada contra los incívicos, las autoridades del municipio prevén contar el próximo verano con una ayuda procedente del exterior: policías británicos patrullarán también las zonas calientes de Calvià como Magaluf y su epicentro del escándalo, Punta Ballena.

La iniciativa se contextualiza en las patrullas internacionales mixtas que ya impulsó Delegación de Gobierno el pasado verano con agentes franceses y alemanes. Ahora, las negociaciones para traer policías británicos están avanzadas. Su función pasaría por prestar asistencia a sus compatriotas y ayudar en el esclarecimiento de posibles delitos. Éstas fueron las principales acciones que anunciaron ayer de forma conjunta el conseller de Turismo, Jaime Martínez, la delegada del Gobierno en Balears, Teresa Palmer, y la regidora de Turismo de Calvià, Eugenia Frau, durante una rueda de prensa en la que estuvieron acompañados por el presidente de los hoteleros de Palmanova-Magaluf, Sebastià Darder, y las representantes consulares británicas Gillian Margaret y Elaine Brannan.

El objetivo del acto, como se encargó de verbalizar el propio Martínez, consistió en escenificar la idea de que las "diferentes administraciones y el sector privado serán contundentes en defender la imagen de Magaluf, Calvià, Mallorca y Balears", después de un verano repleto de escándalos que se cerró en la zona de Palmanova-Magaluf con un significativo descenso de la ocupación hotelera (el mercado británico bajó un 3%).

Más allá del anuncio de estas nuevas medidas, los responsables políticos no entraron en demasiados detalles. Así, Palmer no llegó a especificar cuántos agentes británicos patrullarían las calles del municipio ni si procederán del cuerpo de los célebres boobies, que son los policías locales ingleses. Se trata de unas cuestiones, dijo, que aún se están negociando.

La delegada de Gobierno remarcó que, en las experiencias previas de las patrullas internacionales, se ha demostrado que los turistas demuestran un mayor respeto hacia los agentes de la autoridad de sus países de origen.

Así lo consideró también la vicecónsul británica en Balears, Gillian Margaret, quien aseguró que el turista "apreciará" tratar con un policía de su nacionalidad.

En zonas turísticas

Respecto a los detalles de las nuevas ordenanzas contra el turismo de borrachera, Frau señaló que la prohibición de beber alcohol en la vía pública afectaría a las zonas turísticas. Cuando se le preguntó si esa restricción se aplicaría durante todo el día o sólo durante la noche, dijo que aún no se ha perfilado la norma.

Sobre la prohibición de las rutas alcohólicas -respaldada por todo el sector turístico, remarcó Frau-, el Ayuntamiento estudia en la actualidad fórmulas legales para llevarla a cabo.