-¿Cuál es su primer recuerdo de la zona de Palmanova-Magaluf?

-La primera vez que vine fue cuando tenía 7 u 8 años. Venía a casa de mi abuela, Dolores Rovira, viuda de Roses. No había caminos asfaltados. Eran de tierra. Tampoco había autopista para venir. Nosotros muchas veces hacíamos autoestop para desplazarnos. Había un espigón con escars. Estaba el Mestre Parrins, que se dedicaba a pescar. Era idílico. Como la playa grande de Santa Ponça, que era todo pinar.

-Hoy en Calvià viven más de 50.000 personas. En aquella época, debían de conocerse entre todos.

-En Palmanova había tres o cuatro casas. La familia Roses. La familia Fuster. Y la familia Borràs... Había ya alguna residencia turística como Pinos Mar. Después vinieron los primeros chalés de la urbanización Palmanova. Aquí vinieron muchos republicanos. Como la familia Mora Marqués o la familia López Bermejo. O nosotros mismos [Cano es nieto del ex alcalde republicano de Palma Emili Darder].

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-En aquella época no había luz eléctrica. Recuerdo que había un fuente detrás de la casa de mi tía Dolores, porque el agua no estaba canalizada.

-Pese a todo, aquello era un paraíso.

-Era elitista. Pero no en el sentido de que vivieran millonarios. Lo que pasa es que no había un turismo masivo. Había muy pocos turistas entonces. Recuerdo que existía un pequeño camión de los años veinte que era del Hotel Victoria. Estaba pintado de azul oscuro, y traía a los turistas desde El Terreno hasta aquí.

-¿Cómo eran esos primeros visitantes?

-Aquí vinieron algunos artistas. Como Miguel Gila [humorista español]. Vivía aquí. Era muy agradable, divertido. Él era antifranquista y se tuvo que exiliar [en Argentina]. Recuerdo que hacía dibujos para La Codorniz [revista satírica]. Una cosa que se me ha quedado en la cabeza fue que una vez estuve hojeando en el bar de aquí al lado, en Palmanova, los dibujos que le habían censurado. También vinieron Antonio Amaya. O Nicole Blanchery, que estaba casada con Pedro Outzoup, un arquitecto que diseñaba construcciones de tipo mediterráneo.

-Palmanova era un plató natural magnífico.

-Aquí se rodó Bahía de Palma, donde apareció por primera vez un bikini. En el Hotel Morocco se alojaron Elke Sommer y Arturo Fernández. Marisol también vino a rodar a Palmanova.

-¿Qué venían buscando los primeros turistas?

-Estoy leyendo un libro que se llama Viajeros. Incluye un relato de John Updike, que da una clave. El viajero lo que busca es un concepto estético. Vienen porque es un sitio bonito. El Archiduque, Chopin, Gertrude Stein, Joan Miró, Robert Graves... Todos ellos no venían por las discotecas. Venían por un concepto estético. Aquí se vivía bien. Y era bonito. ¿Por qué la gente va a Venecia? Por eso mismo. Si se hiciese un Punta Ballena en Venecia, daría mucho dinero, pero a la larga sería desastroso, daría pérdidas.

-Usted ha visto la evolución de Magaluf. De la nada a lo que es hoy.

-Magaluf era muy rural. Nosotros íbamos en bicicleta. Me acuerdo de que siempre estaba lleno de moscas. Había unas pocas casas de veraneo. Estaban los Sampol, los Alemany, los Ferragut, los García Ruiz, los Serrallés...

-¿Cuándo notó usted que el escenario estaba cambiando?

-[Duda un poco] Si eliminásemos con una goma de borrar todo lo que se hizo a partir de los setenta, Palmanova quedaría virgen. Aunque hay que tener en cuenta un atenuante para entender aquella época. Hacer hoteles, hacer paseos marítimos no se veía mal. Daba una cierta imagen de modernidad. De hecho lo que se construyó en Palmanova en aquellos años tenía un cierto sentido de la modernidad.

-Y llegaron los grandes hoteles y el turismo de masas...

-Lo recuerdo con tristeza, pero también con inconsciencia. Existía la concepción de que el turismo nos iba a salvar a todos. No hay que olvidar que Mallorca era pobre. ¿Ve ese edificio que hay allí enfrente?

-Sí, lo veo.

-Es el Edificio Mar. Recuerdo cuando se estaba construyendo. Yo estaba en la playa, hablando con el playero, que se llamaba Joan. Yo le dije algo así como: "Mira esa estructura, lo que están construyendo en primera línea". Y no me olvidaré nunca de lo que me contestó. Me dijo: "Ferran, se nota que nunca has pasado hambre ni frío. Yo llevé zapatos por primera vez el día de mi comunión. Siempre iba con ´espardenyes´. De niño, trabajaba en el campo. Me daban un ´botifarró´ muy ´coent´ y me lo daban con mucho pan. Con esa comida tenía que llegar hasta la noche".

-¿Pero no eran conscientes del cambio al que asistían?

-Al principio había la intención de hacerlo bien, aunque después vinieron leyes permisivas que permitieron que se edificara más de la cuenta. Ya en aquellos años veíamos la saturación de Torrenova. Pero al principio había hoteles con determinada categoría y tiendas que estaban bien. Recuerdo el Commodoro, Le Dauphin, el Flamboyant Hotel, donde Roger Moore pasaba sus vacaciones. Entonces, no había Punta Ballena.

-Pero Punta Ballena llegó para quedarse.

-Como he dicho, al principio había la intención de hacerlo bien. Recuerdo que, con mis hermanos, en la esquina de Punta Ballena edificamos un edificio de tiendas. Todo el edificio estaba pintado por dos pintores de lo más considerado del pop español: Arranz Bravo y Bartolozzi. Todo aquello quedó arrasado. ¿Sabe dónde está ahora ese martillo gigante?

-Habla usted de esa atracción que hay en medio de Punta Ballena.

-Sí, eso es. Pues allí había una finca de lujo. Me acuerdo de que vivía el hijastro de Elizabeth Taylor. Y dabe grandes fiestas con invitados.

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-Han sido años de degradación continua. Allí iban antes actores, actrices... No tiene nada que ver con lo que es hoy.

-Si tuviese que elegir un pintor para retratar lo que es una noche en Punta Ballena, ¿a quién elegiría?

-[Ríe].

-¿A Goya, por ejemplo? Lo digo por aquello de '´Los desastres de la guerra´. Punta Ballena es como un campo de batalla.

-Desgraciadamente, ya hay un pintor que lo ha hecho.

-¿Perdone?

-Sí, fui hace un tiempo a una de las mejores galerías del mundo. La White Cube de Londres. Recuerdo que entré y me encontré con una exposición muy crítica en la que todo el tema era de Punta Ballena. Era un pintor alemán que hacía expresionismo. Un pintor muy moderno.