Sus caminos estaban destinados a encontrase de nuevo, y tras un noviazgo sin demasiados problemas, ahí están, con acuerdo prenupcial y más felices que hace tres años, cuando el grupo municipal tripartito se deshizo por discrepancias más allá de Manacor. Joan Llodrà (Esquerra) y Miquel Oliver (Més), convergen de nuevo en una única candidatura de cara a las próximas elecciones municipales de mayo. "El partido tendrá las palabras Més y Manacor pero no sabemos aún qué pondremos en medio" contesta rápido Oliver, quien se postula como candidato, aunque prefiera tirar balones fuera: "Tiene cierto morbo, pero la mayoría de partidos locales aún no lo tienen decidido... nosotros tampoco". "Sabemos, en todo caso, cuáles serán las líneas básicas del programa, el de una izquierda autóctona", apunta Llodrà.

Pese a que la experiencia (y la nueva ley que Rajoy tiene en mente) les hace ser cautos, pronto se mojan con una quiniela para ver cuál será el reparto de las 21 sillas municipales: "Aunque ahora sea un pollo sin cabeza", para el PP seis ediles, empatados con ellos mismos en la media docena. Después, los demás: PSOE y el PI con tres, Agrupación Independent de Porto Cristo dos y Podemos uno.

Pero giramos otra vez la tuerca: ¿Qué harían si de repente se ven con la vara de mando?: "Hay que ser conscientes y realistas. Es evidente que el primer día no podremos ni aprobar el ansiado Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y tenemos al abasto solucionar de repente la crisis", comenta el portavoz de Esquerra, "pero sí otras cosas. Por ejemplo, servicio de agua potable tiene que funcionar mejor, como el de recogida de basuras. Hay que estar más pendiente de las concesiones para que los servicios se cumplan de manera efectiva. Durante veinte años en este Ayuntamiento ha faltado vigilancia y ahora lo estamos pagando".

Oliver habla de "apoderar al ciudadano. Tiene derecho a participar más en decisiones clave como los presupuestos", y advierte que tras doce años del mismo gobierno local, será el momento de "levantar las alfombras" y optimizar los recursos. Uno y otro se quejan de que la crisis a sido aprovechada para vaciar de poder a los ayuntamientos, "como nunca antes en democracia", obligándoles a estar atados económica y socialmente a Madrid.

"Solo para hablar del tiempo"

Llegado el momento de los posibles pactos, atendiendo a los resultados deseados, Més per Manacor estaría dispuesto "a hablar con todos excepto con el PP, salvo que sea del tiempo", explica Llodrà, que recuerda que precisamente el Partido Popular "nos tiene imputados a los dos", por su asistencia a la concentración de hace dos años frente a la sede conservadora de Manacor la tarde en que el president Bauzà fue recibido con gritos e insultos variados. Quien sí que ha sido desimputado por este mismo motivo es el actual portavoz municipal del PSM, Sebastià Gaià, quien se retira de la primera línea municipal al finalizar la legislatura. "En definitiva y como le decía, en cualquier caso no nos venderemos si no es para el beneficio de la ciudadanía ni humillaremos a nadie que nos quiera hacer alcaldes", aclara Oliver, "todo dependerá de las personas y sus ideas; si El PI es el de los últimos meses nos parece bien, si está cercano al PP será más complicado".

Pastor y los Nadal, suspendidos

Pese a que consideran que ha recuperado "su manacoritat" ambos suspenden al alcalde Antoni Pastor por su gestión al frente del consistorio: "Ha hecho unos exámenes de septiembre mejores que los de junio, pero no basta, se ha cansado de repetir cursos". "Nos satisface su giro, aunque sospechamos que es para quedar bien delante de cierto gente, un cierto mercado".

Tampoco la familia mundialmente más conocida de Manacor, es decir, los Nadal, se salvan de la quema: "No podemos estar de acuerdo con la manera en que se ha lleva el Centro Internacional de Tenis. El Govern ha actuado con tratos de favor", recela Llodrà, "se les ha hecho una ley especial en el Parlament porque la general no satisfacía los intereses económicos y urbanísticos de sus promotores. Al mismo tiempo que especulan con zonas verdes que podrían arruinar al Ayuntamiento". "No estamos en contra del Centro de Tenis", añade Oliver, "porque entre otras cosas tenemos un déficit de instalaciones deportivas; pero sí con las formas. Si algún día Rafel quiere escuchar nuestros argumentos estaremos encantados de explicárselos".