Margalida Villalonga (1989, sa Pobla) siente tal pasión por la interpretación que el pasado mes de septiembre se lió la manta a la cabeza y decidió perseguir su sueño de ser actriz. Se mudó a Francia para formarse en la École Philippe Gaulier, un prestigioso centro para actores que anualmente acoge alumnos de hasta 30 nacionalidades diferentes y del que han salido artistas como Emma Thompson o el polifacético Sasha Baron Cohen.

-¿Cuándo se dio cuenta que lo suyo es la interpretación?

-Desde pequeña me ha atraído el escenario, allí me siento como en casa. Siempre que podía me apuntaba a cualquier cosa que implicara subirme a él y dejarme llevar. Con 16 años participé en la escuela de teatro que Lluís Colom organizó en sa Pobla y durante un año fui cada fin de semana hasta el Teatre Sans donde recibí clases de interpretación. Estos cursos me abrieron los ojos y vi que quería dedicar mi vida a ello.

-¿Y sus padres qué opinaban?

-Al principio se asustaron y no lo veían claro. De hecho, acordé con mi madre que estudiaría bachillerato para así tener posibilidades de estudiar una carrera y que estuvieran más tranquilos. Pero una vez que terminé los estudios no tuve ninguna duda, lo mío era la interpretación. Mis padres, al verme tan ilusionada, me entendieron y desde entonces me apoyan incondicionalmente.

-¿Por qué decidió dejar Mallorca e ir a estudiar a la escuela Philippe Gaulier en Francia?

-Estuve cuatro años estudiando en la Escuela Superior de Arte Dramático de las islas (ESADIB) y recibí una formación rica y completa. Los últimos 15 días de clase nos acercaron hasta el mundo del clown y el bufón y me fascinó tanto que me supo a poco. Muchos compañeros míos se editaron videobooks y se trasladaron hasta Madrid para probar suerte, sin embargo, sentí que mi futuro estaba ligado al clown y al bufón y mis profesores me recomendaron la escuela de Philippe Gaulier.

-¿Qué es lo que más le ha sorprendido del año que ha vivido en la escuela francesa?

-El haber aprendido que otra manera de hacer teatro es posible y que las clases hayan ampliado mi campo de visión. Philippe Gaulier ha enseñado teatro a mi imaginario, yo lo llamo teatro de revolución. Es una manera de hacer teatro más compleja y rica pero la técnica es tan simple como tener placer y libertad sobre el escenario. Dar belleza, aunque sea un tema duro.

-Según la web del centro, las clases se imparten en inglés y los alumnos interpretan tanto en su lengua materna como en inglés, ¿cómo es expresarse en una lengua que no es la tuya?

-Al principio fue complicado porque llegué con mucho miedo y me costó arrancar, pero decidí lanzarme a interpretar en inglés y ha sido una auténtica pasada. Los últimos cuatros meses todas las interpretaciones han sido en inglés y pese a que mi nivel no es perfecto creo es realmente especial y estoy muy orgullosa.

-Entonces, si domina el inglés podrá saltar el charco y probar suerte en Hollywood€

-¡Qué va! Siempre he sido muy realista y nunca he soñado con ser la próxima Penélope Cruz. Me muevo poco a poco a través de las cosas que me gustan y me centro en el teatro. La televisión y el cine no me interesan por ahora, ni pienso en ello ni lo busco.

-¿Cómo es actuar e improvisar con actores de diferentes culturas?

-Es un reto que ha propiciado que viviéramos situaciones muy especiales y mágicas. Un ejemplo es la interpretación de un fragmento de una obra que realicé con un alumno chino. Los dos sabíamos muy poco inglés, no obstante, el resultado fue asombroso. Pese a ser de diferentes países y dominar poco el idioma, la química surgió y la escena resultó fantástica. La complicidad pudo con todo.

-Si se ve obligada a elegir, ¿prefiere hacer reír o llorar al espectador?

-No puedo elegir. Lo que me gusta es fusionar la risa con el llanto y buscar el melodrama. El respetar que haya una realidad dura pero añadiendo una parte bella y divertida que se consigue con el clown y el bufón. Un ejemplo sería hacer de Julieta, un personaje que siempre se ha representado como trágico y serio, contando su historia dramática tal cual, pero sorprendiendo a la gente, convirtiéndola en una travesti borracha y manca.

-Un cambio heavy a la historia€

-Creo que se pueden romper las normas clásicas siempre que se defienda un imaginario de fantasía y que vaya acompañado de valores y de una parte crítica. Esta es la grandeza del clown y el bufón.

-¿Es necesario salir de la isla para recibir una buena formación?

-En Mallorca la formación es muy buena pero creo que es necesario beber de otros maestros y enriquecerte culturalmente para ser mejor actor. Los intérpretes deben poder elegir el estilo, la forma de trabajar y la técnica que quieren seguir y esto se aprende bebiendo de muchas fuentes y saliendo de la isla.

-Siendo joven y en Mallorca, ¿se puede vivir sólo del oficio de actor?

-En la isla es muy complicado vivir de tu trabajo de actor. Debes buscarte alternativas a tu labor para poder llevar una vida independiente y tener un sueldo digno. En cambio, en Europa sí es posible. Allí, haciendo un teatro en inglés más activo y abierto, te puedes ganar la vida, y esa es mi motivación actualmente.

-¿Entonces cree que su futuro laboral pasará por quedarse fuera de Mallorca?

-Aún es pronto para decirlo porque me gusta ir poco a poco, pero creo que sí. La escuela de Philippe Gaulier me ha enganchado y pasaré otro año allí porque tengo ganas de más. A largo plazo no descarto montar una compañía de teatro internacional con mis compañeros de la escuela e ir girando por toda Europa. Tengo que confesar que me gustaría actuar en Mallorca y en catalán, para demostrar a mi gente el trabajo que hago, pero aún es demasiado pronto.

-¿Hay buenos actores en la isla?

-Sí que los hay. Además, las nuevas generaciones se están abriendo paso con nuevas ideas y una nueva visión que es positiva y necesaria para el mundo de la interpretación de las islas. Algunos alumnos de ESADIB han creado compañías como Piel de gallina, La ContraPiel o Madame Lena con las que experimentan con nuevas propuestas. Para el mundo de la interpretación es un momento muy duro y a eso hay que añadirle que prácticamente no hay apoyo por parte de las administraciones, sin embargo mi generación es luchadora y saldrá adelante.