La obrería de Sant Antoni de Capdepera viene organizando, desde hace once años en la playa de Cala Agulla, una jornada popular de recogida de la palma para que la asociación de los amigos de las madones de la llata, pueda seguir elaborando y enseñando a confeccionar la pauma.

En la jornada de ayer se recogieron unos 400 kilos, que serán distribuidos entre las madones y particulares. Este antiguo oficio sirvió para que muchas de las familias del municipio, a finales del siglo diecinueve y principios del veinte, sacaran adelante una maltrecha economía de hogar.

Pese a que con la llegada del turismo solo ha ido quedando una muestra representativa del oficio, a través de ellas las generaciones más jóvenes han conseguido mantener viva la tradición. Ayer algunos de los asistentes aseguraban que en los últimos años ha ido creciendo el interés de particulares por la obra de palma, hasta el punto de que en esta fechas de recogida ha aumentado el número de personas que recorren las montañas del Llevant para conseguir la materia prima.

Debido al mucho trabajo que lleva el proceso de elaboración, desde su recogida durante los meses de junio y julio, principalmente, hasta su secado en el campo y posterior tratamiento con azufre para conseguir el color blanco, la venta de la obra de palma no sale rentable a nivel comercial.

Durante la jornada de ayer, unas 50 personas participaron en la recolección. La obrería de Sant Antoni es la encargada del avituallamiento de garballons desde primeras horas de la mañana. Mientras tanto otro grupo es el encargado de preparar la merienda de media mañana y otro de la comida del mediodía: dos paellas para un centenar de comensales.

La jornada se realiza en el pinar de ses Vegues, en la playa de Cala Agulla, que hace unos días ha sido vallado por la propiedad, pero que el pueblo reivindica no solo con el derecho de paso sino también como tradición de los gabellins. Los propietarios pese a vallar los accesos no quisieron negar la posibilidad de que se celebrara la jornada.