Sant Llorenç no sabe como evitar el pajarocidio provocado por sus pistas de ‘paddle’. Las nuevas instalaciones construidas para el disfrute ocio-deportivo de sus vecinos, les están saliendo caras a las aves, que pagan con su alma la trasparencia de las paredes de plástico que enmarcan el terreno de juego. Es decir, los pajarillos más cortos de vista, no distinguen el receptáculo, lo interpretan como campo abierto y se estampan contra el material sin remedio. Uno tras otro, hasta contarse por decenas diarias. Una escabechina que demostró ayer el PP local con fotos estremecedoras de los animales estirados de pata. Lo que abrió el ‘brainstorm’.

De los puntos de colores a los ‘compact discs’

La lluvia de ideas pronto empezó a ser de lo más productiva. La denunciante Catalina Ferrer (PP) propuso “sembrar árboles de crecimiento rápido” en el lateral más mortífero, con el fin de que los plumíferos puedan esquivar la colisión. Y es que, por lo visto hasta ahora, de nada han servido las pegatinas colocadas por el Ayuntamiento con forma de siluetas de aves rapaces: “no ahuyentan y además son feas”, se insistió desde el propio equipo de gobierno. El alcalde, Mateu Puigròs (GISC), propuso la colocación de más adhesivos, pero esta vez en forma de círculos de diversas formas y colores por doquier, “podría quedar incluso bonito”. Las otras propuestas fueron desde lo más campestre, léase colocar cintas multicolores o cedés colgados de cuerdas para que la incidencia de la luz en ellos ciegue directamente a los voladores, hasta un espantapájaros de toda la vida. Solo faltó la manida (aunque ya en desuso) cinta de cassette de gasolinera, desenrollada con el mismo propósito.

Puede que un ‘sponsor’

La última opción planteada, aunque sería más lucrativa, fue la de engalanar las paredes transparentes (o en su defecto sus aledaños) con patrocinios de marcas interesadas en darse a conocer a través de las (poco ecológicas) pistas de ‘paddle’.