Cada viernes, desde las cinco hasta pasadas las siete de la tarde, lo que fue el centro de salud de Ariany vuelve a abrir sus puertas. Reconvertido ahora en Es Taller, funciona como un laboratorio de ideas plásticas, un espacio donde caben desde flores hechas con cartones para huevos, sombreros tejidos con papel de periódico o hasta las últimas recetas culinarias: "se podría decir que es nuestra terapia psicológica", dice medio en broma medio en serio Francisca Moragues, una de la quincena de mujeres arianyeres que forman en colectivo.

Lo último: unas grandes rosas blancas hechas de papel de seda y unidas formando guirnaldas, que se colocarán en las farolas y otros sitios elevados del pueblo, durante la feria nocturna que tendrá lugar el último sábado de julio. Labor paciente, sin apenas réditos "pero muy agradecida".

Es Taller nació en las navidades de 2012, cuando Leonor Moll emigró de Manacor hasta el pueblo de su marido: "hablé con la concejala de Cultura para ver si podíamos arrancar con algo de manualidades y así comenzó". El Ayuntamiento les cedió la planta baja del edificio de la calle de Maria y el proyecto echó a andar. Pronto se unieron Jerònia y Maria, expertas con las agujas, hasta llegar a superar pronto la decena. "Cada una hace lo que sabe y así nos vamos enseñando unas a otras y creando cosas nuevas", explica Leonor. Desde patos de patchwork o pageses para atrancar las puertas, hasta objetos decorados con estaño, pequeños zapatos para los retrovisores del coche...

"Nos nutrimos de telas u objetos que los comercios ya no necesitan y los reciclamos", comenta Jerònia, quien se presenta con unas galletas arrissades, a punto para la merienda de las siete. Todas jubiladas, forman además un grupo activo y reivindicativo: "salimos en carnaval, escenificamos bodas o protestamos por lo que creemos necesario". Lo que fabrican con sus manos lo venden precisamente el día de la feria veraniega de Ariany "a precios muy asequibles y solamente para poder mantener el taller abierto, autofinanciarnos e intentar recaudar dinero para volver a poner en funcionamiento el reloj de la iglesia", parado sin remedio desde hace una década, "somos perseverantes, convenceremos al párroco".