Por desgracia toca informar de otro ataque gratuito al patrimonio público, y ya van unos cuantos en las últimas semanas. En esta ocasión, el municipio que ha sido víctima de los ataques vandálicos es el de Lloseta, que hace unos días descubrió con indignación cómo algunos descerebrados se habían dedicado a destrozar sin motivo aparente el mobiliario situado en el espacio recreativo de Es Puig. Allí, algunas de las mesas y bancos de madera que están a disposición de los ciudadanos para que puedan pasar una jornada en plena naturaleza amanecieron totalmente rotos, hasta el punto de que varios de los conjuntos son prácticamente inutilizables ahora.

El ayuntamiento de Lloseta denunció ayer el incidente a través de su cuenta de Twitter y a su vez colgó algunas fotos del desastre en su portal de Facebook. "Una vez más apelamos a la conciencia cívica y ponemos el problema sobre la mesa: así nos hemos encontrado las instalaciones del espacio recreativo Es Puig", señaló la institución municipal junto a las fotos que muestran los destrozos.

Es una pena, pero parece que el vandalismo se ha puesto de moda. En poco tiempo se han producido casos en Inca, en Pollença y ahora en Lloseta, sin contar los ataques constantes a determinadas sedes políticas.