­Vecinos de las urbanizaciones de Cala Pi y Vallgornera, en el municipio de Llucmajor, están muy preocupados por el vertido "de toneladas de carne en descomposición" que han llegado estas últimas semanas a la finca de sa Bassa Plana, a un kilómetro escaso de las primeras viviendas de estas dos zonas costeras. De hecho ya han alertado tanto al Ayuntamiento como a Govern y Consell de lo sucedido.

Según indican los vecinos, poco después de las fechas navideñas "empezaron a llegar camiones repletos de carne mezclada con otros residuos hasta la finca, con la intención de abonar la tierra para un futuro viñedo", explica uno de ellos, que prefiere mantenerse en el anonimato por temor a posibles represalias. Antes la propiedad habría arrancado "unas 60 cuarteradas" de garriga para empezar su proyecto vitícola.

Depende de cómo sople el viento, el hedor de la carne se deja sentir a varios kilómetros "lo que produce muchos problemas para respirar", comentan, aunque lo que más temen es que el abono cárnico pueda filtrarse, afectar al subsuelo cercano y contaminar los acuíferos que surten de agua corriente a 1.200 personas en los meses de invierno y más de 2.000 en verano.

"¿Usted se imagina que por una negligencia nos quedemos sin agua potable porque está contaminada?, ¿Qué haremos?, se quejan mientras advierten que ya han notificado los hechos al alcalde de Llucmajor, Joan Jaume (PP), quien de momento no se ha pronunciado al respecto.

Quienes sí que ya han visitado la finca para recabar información a partir de diversas denuncias vecinales, han sido los técnicos de la conselleria insular de Medio Ambiente y de la conselleria de Agricultura del Govern que el pasado lunes se desplazaron hasta sa Bassa Plana.

Este miércoles todavía se distinguían numerosos montículos negros, que una excavadora iba repartiendo por la parte de la finca colindante con la carretera que une Llucmajor y Cala Pi. "Estamos asustados y preocupados por que estas no son formas de abonar, poniendo en riesgo nuestra salud".