Un grupo de ganaderos integrados en la Associació de Ramaders de Calvià ha denunciado en repetidas ocasiones la muerte desde el pasado año 2012 de decenas de ovejas y corderos en la zona de sa Porrassa de Magaluf por parte de un perro cuyo propietario está identificado. Los miembros de la asociación critican que el ayuntamiento de Calvià ha hecho caso omiso a los múltiples requerimientos efectuados por los afectados para que el animal que presuntamente ha provocado las muertes sea trasladado a la perrera municipal debido a su peligrosidad. Al parecer, el can procede de una finca que ha sido claramente identificada por los ganaderos.

El ganadero más afectado por las matanzas de ovejas es Jaume Bonet, presidente de la asociación, quien explica que el primer caso denunciado se produjo en diciembre de 2012, cuando los perros le mataron casi cuarenta ovejas. Desde entonces son "más de un centenar" los animales que ha perdido por esta misma causa. Bonet presentó una denuncia en el juzgado, que se ha pronunciado con una sentencia firme que condena al propietario de los perros a la pena de dos meses de multa a razón de dos euros diarios a modo de indemnización a favor del ganadero.

El dueño de los perros fue condenado por una falta del artículo 631 del Código Penal debido a que dejó sueltos "a animales en disposición de causar algún daño". La sentencia considera probado que dos perros del citado propietario "se encontraban sueltos y sin bozal cuando ocurrieron los hechos, abalanzándose sobre varias ovejas del perjudicado, matando a nueve e hiriendo a seis como consecuencia de los mordiscos de los perros". El denunciante explicó entonces que los perros se cuelan por los agujeros de la verja que limita las dos fincas.

Bonet denuncia que, pese a la sentencia y a la intervención del Seprona, "los perros siguen sueltos y se escapan por las noches". Asegura que a partir de la medianoche apenas puede dormir y suele levantarse a vigilar a las ovejas, ya que la finca de su propiedad está situada a solo diez metros de la casa donde residen los canes. Bonet calcula que en el ámbito de sa Porrassa "hay más de mil ovejas" a poca distancia de la citada finca del Pou Redó.

Por su parte, Juan Nigorra, propietario de la finca de Santa Ponça, donde cría a unas 250 ovejas, también denunció el pasado 16 de enero ante la Guardia Civil que dos perros atacaron a un rebaño de ovejas con el resultado de dos corderos pequeños muertos, otros tres heridos y cuatro ovejas heridas de gravedad. Nigorra denunció que los canes procedían de la finca del Pou Redó y suponen un "problema constante para los rebaños de las fincas de la zona".

Otro ganadero, Tolo Bonafé, ex regidor y miembro del PI de Calvià, apuntó ayer que él todavía no ha perdido ninguna oveja, pero que se muestra preocupado por esta posibilidad debido a que guarda los rebaños en una finca vecina a la que reside el propietario de los canes. "Pedimos al Ayuntamiento que actúe y declare a este perro como peligroso para que se lleven a cabo las diligencias oportunas; esta situación no puede soportarse más", explicó.

En este sentido, la Associació de Ramaders de Calvià remitió el pasado 21 de enero una solicitud al ayuntamiento de Calvià para que "de forma urgente sean recogidos los perros citados en las denuncias y llevados a la perrera municipal, ante el peligro inminente de nuevos ataques a los rebaños".