Calvià tuvo un año cero y existe testimonio gráfico de ello. Fue el momento en que aún no había comenzado el desarrollo urbanístico y turístico desaforado en el litoral. El instante en que prácticamente todo estaba todavía por hacer: los hoteles, los edificios de apartamentos, las tiendas, los bares, los colegios, los institutos, las carreteras, las rotondas, los viales, los polideportivos, los parques acuáticos.

Era el Calvià previo a las grandes oleadas de inmigración de la península que trajo el boom turístico y, por supuesto, el Calvià que aún no aparecía como un destino dorado para miles de ciudadanos europeos y extracomunitarios que hoy representan más de un tercio del padrón municipal.

Aunque da la sensación de que hace siglos de todo aquello, es decir, del momento en que el municipio aparecía como un territorio virginal, basta con remontarse apenas medio siglo para encontrarse con un edén libre de construcciones.

Así se puede constatar con una visita a la exposición inaugurada esta semana en la sede consistorial de Calvià vila, que, con el título Una ullada des del cel, recoge fotografías aéreas captadas en diferentes vuelos realizados en el año 1960. Las imágenes son de la empresa Estop y proceden de los fondos documentales del archivo municipal de Calvià.

Perspectiva impactante

Las personas que visiten la muestra, que estará abierta hasta el próximo 24 de enero (de 9 a 14.30 horas, de lunes a viernes), tendrán la oportunidad de tener una perspectiva impactante del municipio, que es uno de los mayores exponentes de ese concepto desarrollista conocido como balearización. En la exposición, se pueden ver imágenes inéditas de la playa de Magaluf, con el mítico hotel Atlantic a pie de arena, un establecimiento que décadas después fue demolido en tiempos de la alcaldesa socialista Margarita Nájera (en lo que hoy es la plaza Jacques Sasson), si bien la zona no deja de ser hoy en día el máximo exponente del desarrollismo que caracteriza al municipio de Ponent.

Sorprende también encontrarse con panorámicas de la costa de Illetes, que hoy se presenta como una de las más abigarradas del término y que en ese año 1960 apenas aparecía salpicada por unas pocas edificaciones, seguramente casas pertenecientes a particulares. No menos llamativa resulta el perfil que se ofrece de Santa Ponça, hoy en día el mayor núcleo poblacional del término, con más de 10.000 habitantes. Hace medio siglo, sin embargo, la trama urbana que ahora une prácticamente Santa Ponça con El Toro ni se intuía, al igual que tampoco había trazas de esa media luna de cemento que rodea sin solución de continuidad la bahía de la playa grande. Mientras tanto, Torrenova (entre Palmanova y Magaluf), donde hoy en día se hace difícil pisar algo que no sea cemento, se veía desde el aire en 1960 como un imponente promontorio natural donde el gris de las construcciones era la excepción y no la norma.