El trabajo que llevan a cabo los operarios en el interior del túnel de Sóller en las obras de reforma que empezaron esta semana dista mucho de ser cómodo, en tanto que se ven obligados a moverse en un entorno poco propicio. La oscuridad, el frío intenso o la humedad son los elementos con los que tienen que convivir durante las horas en las que los operarios se adentran en el interior del túnel en obras para trabajar con el cemento, traviesas y rieles.

La ropa de abrigo y las protecciones que son obligatorias por ley cubren por completo a los operarios, que intentan por todos los medios que sus condiciones de trabajo no sean especialmente adversas.

Las obras empezaron esta semana, obligando a suspender el servicio de trenes entre Sóller y Palma.

El tren retomará su actividad el próximo uno de febrero, mientras que el tranvía lo hará a partir del 24 de diciembre.

En el interior de la galería subterránea, los trabajadores se encargarán de renovar parte de la vía, construyendo la denominada vía en placa, que aporta una mayor durabilidad.

En estos días, no todo son desventajas para los operarios que trabajan dentro del túnel. Para el traslado del cemento, los operarios cuentan con un vehículo adaptado a las vías que facilita el transporte del material hasta el punto donde se localizan los trabajos.

Pista de montaña

El dúmper transporta en cada visita al interior de la galería más de mil kilos de cemento que se utiliza para crear una capa impermeabilizante que evite que la humedad penetre en las traviesas de madera, con lo que se garantiza una mayor durabilidad del material que se instalará sobre la solera de hormigón.

El cemento llega hasta la boca del túnel con un camión hormigonera que llega hasta la zona a través de una escarpada pista de montaña.