En Calvià, si uno quiere ir al cine y a una gran superficie con franquicias comerciales de renombre, tiene que ir a Palma. Si uno debe hacer algún trámite judicial de importancia (más allá del juzgado de paz), no le queda otra que desplazarse a Ciutat. Si un calvianer debe pasar la Inspección Técnica de Vehículos (ITV), tiene que salir del municipio. Lo mismo pasa si se ve obligado a ir a algún hospital. En muchas ocasiones, Palma es el principio y el final para el ocio, las preocupaciones y los trámites de los calvianers. En otra escala más anecdótica, pasa lo mismo con las ferias de atracciones, con peregrinaciones anuales de vecinos de Calvià hacia la Fira del Ram de Palma. Pero eso parecía que se iba a acabar con la decisión del Ayuntamiento de sacar a concurso la concesión de una feria de verano en Palmanova.

?Según fijaban las bases de la convocatoria, el Consistosrio pedía un canon en torno a los 80.000 euros. La concesión iría del uno de mayo al 31 de octubre, y la intención era que estuviese abierta entre las 16 horas y la medianoche, excepto los fines de semana, cuando tendría un horario de apertura entre las 12 y las 24 horas. El pliego de contratación fijaba condicionantes desde el punto de vista de la contaminación acústica y, así, estipulaba que las atracciones no podrían emitir ningún tipo de sonido, para descanso de los vecinos del lugar.

?Sin embargo, el proyecto no ha acabado de fructificar, como consta en una resolución oficial del Ayuntamiento, datada el pasado mes de noviembre. La concesión se ha dejado "sin efecto" por razones de "interés público", que quizá estén relacionadas con esas preocupaciones por la contaminación acústica. Así que, de momento, Calvià no será lugar para atracciones permanentes.