Construida a principios del siglo XX como parte de la red de canalizaciones y fuentes creadas por el ayuntamiento de Manacor entre 1915 y 1920, la plaça de sa Mora es uno de los poquísimos ejemplos modernistas que quedan en todo el municipio. Un espacio focalizado en un conjunto escultórico singular, coronado por la figura de una mujer de 1,80 metros (2,74 metros con la base) con los brazos extendidos sujetando una farola.

Hace unos semanas técnicos municipales de Patrimonio observaron unas grietas sospechosas donde la peana de fundición se inserta en una cascada de cemento mallorquín, piedra y trencadís que va a parar a una pequeña piscina de tres escalones que funcionó como fuente hasta la década de los setenta. La humedad ha hecho mella en la figura: la varillas de hierro que la sujetan se han hinchado y han provocado una desestabilización de la escultura, que aparte del óxido que recubre la fundición, presenta ahora también numerosos agujeros por donde se filtra el agua cuando llueve. Hace años que la fuente se secó y la farola dejó de iluminar el conjunto sustentado por dos columnas diagonales en su parte opuesta.

Trabajadores de la brigada municipal intentan estos días intervenir primero en lo urgente: "Estamos fregando las varillas, limpiándolas. Después aplicaremos un cubrimiento protector a base de pasta de resinas", explica uno de ellos. Tras ello se volverá a cubrir lo picado con los mismos materiales originales de hace un siglo, pasta mallorquina y mortero de cal con guijarros. El Ayuntamiento también ha localizado varias rajoles de foc, de color cobrizo, con las que se reparará el mosaico dañado. "Pese a todo el conjunto en general y dada su antigüedad, está en muy buenas condiciones".

El tercer objetivo, tras encontrar las fugas de la figura, se centrará en restaurar todo el cableado interior hacia la farola, que volverá a funcionar en breve. Más improbable es que se rellene la fuente (con pozo propio), puesto que se teme que vuelva a utilizarse como piscina durante los días de verano, uno de los motivos de su clausura años atrás.

La escultura, pese a representar a una mujer cristiana, fue bautizada como sa Mora por la negativa del rector de Manacor por aquel entonces, a bendecir la plaza por la pose sugerente de la mujer y por el hecho de que enseñara una pierna bajo el vestido.

La escultura fue elaborada en el taller barcelonés de Arturo Santamaría, siguiendo las pautas modernistas bien asentadas en la ciudad condal.