­Algunos de los bares y restaurantes ubicados enn el carrer Ciutat de Artà ya no pueden aguantar más el olor que desprenden las conducciones del alcantarillado municipal, situadas frente a sus terrazas. Los aires fecales han hecho que algunos opten por tapar las bocas con cajas de cartón y cinta aislante o con una simple lona de plástico.

Varios bares consultados por este periódico aseguran que el hedor "se hace insoportable sobre todo durante algunos días de verano", llega a ser continuo e incluso afecta al interior de los locales. Los clientes ponen malas caras, callan y otorgan.

La calle Ciutat tiene un tramo peatonal y es la más concurrida del municipio, en ella se ubican muchos locales con terraza que vienen sufriendo el problema desde hace ya años.

El motivo, aseguran los afectados, parece ser la falta de una correcta instalación de la red de alcantarillado: "No tiene o no funciona el sistema de sifón para eliminar los malos olores". Los comerciantes reconocen que el problema comenzó el día en que se hicieron las obras de embellecimiento y mejora de la calle, y que hasta el momento ningún consistorio ha hecho nada para arreglar.

El primer teniente de alcalde, Tolo Gili (CxI), tampoco encuentra una solución clara y apunta al exarquitecto consistorial como el responsable del proyecto fallido: "Desconocemos todavía hoy por qué pasa todo eso, se han hecho estudios y parece ser que son deficiencias en la propia obra". El Ayuntamiento apunta hacia el exfuncionario de la mala situación de varios proyectos como el del cementerio "que se ha inundado en varias ocasiones" o el polémico teatro de Artà.

A todo ello hay que unir que durante estos días ha habido quejas por los problemas de recogida de basura en la caller Gran Vía, perpendicular al carrer Ciutat. Ante la pasividad de la consesionaria del servicio (que está siendo auditada durante estos meses por el propio consistorio), y viendo que a las once de la mañana las bolsas de basura del día anterior seguían en su sitio, el primer día de las fiestas de Sant Salvador, tuvieron que ser los propios comerciantes los que llevaran las bolsas al punto verde "para no ofender a los peatones".