Cuando se mezclan alcohol y nervios, algarabía juvenil y algo de pique político emerge un cóctel peligroso. Algo parecido sucedió el pasado viernes hacia la una de la madrugada en Pollença, cuando al finalizar el recuento de votos para la elección de Joan Mas hubo un intercambio de empujones, agarrones y tortas por algunas palabras de más.

Todo había salido de maravilla hasta este momento. A las 18 horas comenzó la votación en la que podían participar los mayores de 16 años, residentes del municipio. Más de 3.300 vecinos ejercieron el voto para elegir a los cargos: l´Ajuntament Vella; Dragut con su lugarteniente y abanderado y el héroe local, Joan Mas.

El viernes era, además, día de efeméride pues se cumplían 25 años desde que se instauró el sistema de votación para elegir los cargos.

Cuando a partir de las 22 horas se cerraron las urnas comenzó el recuento. Primero para determinar quiénes integrarían l´Ajuntament Vella de entre las dos candidaturas concurrentes. Gabriel Nicolau Cerdà, Jaume March Muntaner, Bernardino Salas Solivellas y Martí Solivellas Orell resultaron ganadores con 1.739 votos.

En segundo lugar se contaron los votos de las cuatro candidaturas para el cargo de Dragut y sus ayudantes. De ellas salió vencedora, sobre las 12 de la noche, la de Josep Cifre, Enrique Galindo y Antoni Xavier Capllonch, con 1.031 votos.

A partir de ese momento comenzó el conteo de votos para elegir a Joan Mas. Había ocho candidatos. La velada ya se prolongaba y también las copas y combinados. Mientras se sumaban los sufragios en un reservado cercado con vallas, en un lateral del claustro de Sant Domingo, se iban colocando los resultados en una pantalla gigante. En un momento dado se sumaron 25 votos para un candidato que luego se restaron. Según los responsables, fue por un error del marcador.

Acusaciones

Algunas personas comenzaron a increpar a los contadores. Uno de ellos manifestó: "Se ha cambiado el lugar y el sistema pero siguen las irregularidades. El año pasado pedimos recuento y no les dio la gana".

Entre tanto el conteo finalizó y se proclamó vencedor Joan Cerdà, Norai, con 941 votos.

Era la una de la madrugada y entre el tumulto exaltado que aupaba a Norai, la banda intentaba pasar, auxiliada por la Policía empujando a los congregados. Para que la gente no sufriera daños se retiraron las vallas.

En ese momento, un individuo que había estado increpando desde hacía rato a la organización, se encaró con una de las contadoras de votos y la insultó. Está inició un intercambio de golpes que involucró a otras personas del público y de la organización.

El propio alcalde, Tomeu Cifre, que se encontraba en el lugar, se vio implicado tratando de imponer orden ante la ausencia de la Policía, que iba abriendo camino a la banda. Finalmente amigos y parientes de los implicados lograron separaros y alejarlos.