Miembros del colectivo de cazadores del municipio de Calvià han expresado su malestar por el hecho de que en esta legislatura se haya puesto fin al coto de caza que existía en la finca pública de Galatzó, situada en es Capdellà, donde se permitía a los calvianers con licencia practicar de forma gratuita la actividad cinegética durante tres días a la semana en horario diurno, entre las 9 y las 13 horas.

Esa zona de caza se habilitó en la primera legislatura del alcalde Carlos Delgado (1999-2003). Un bando municipal regulaba las obligaciones de los cazadores, así como el número de piezas cuya captura estaba permitida.

El coto se ubicaba en la entrada de la propiedad pública, concretamente en un área de 130 hectáreas conocida como sa Font Nova. En ese vedado, únicamente podían cazar las personas empadronadas en el municipio y que tuviesen la preceptiva licencia cinegética.

Como máximo, podían coincidir sobre el terreno seis cazadores, siempre que acreditasen experiencia. En caso contrario, sólo se autorizaba la actividad a cuatro cazadores.

Solicitud por escrito

Haciéndose eco de este malestar, el líder del PI en el municipio, el exregidor popular Bartolomé Bonafé, ha registrado una petición en el ayuntamiento de Calvià por la que solicita que, "a la mayor brevedad posible, pueda volver a utilizarse esta zona restringida" para la práctica cinegética en la finca pública de Galatzó.

Cazadores calvianers consultados ayer por este diario lamentaron que éste era el único coto público que existía en el municipio de Ponent, por lo que, aseguraron, ahora se ven obligados a recurrir a cotos privados y a llegar a un acuerdo con el propietario mediante el pago de una cantidad económica.

Uno de los usuarios habituales del coto de Galatzó, que prefiere guardar el anonimato, recuerda que en los años en que estuvo en vigor no se registró "ningún tipo de incidente". "Nunca hubo problemas, ni heridos ni nada", apunta, para añadir a continuación que si en una de las jornadas habilitadas para cazar había personas recogiendo setas pese a no estar permitido, la actividad cinegética se suspendía.

Otro cazador calvianer, Desiderio Ramírez, abunda en este razonamiento y recuerda que la finca fue comprada con fondos públicos, "de todos". "Lo quitaron [el coto] sin explicaciones", dice. Agrega que esa zona "no tiene utilidad para otras cosas" si no se deja cazar allí. "No es que hubiese mucha caza, ésa es la verdad, pero al menos podíamos ir y practicar de vez en cuando el deporte de la caza", explica.

Según fuentes del sector en el municipio, en Calvià existen unos 600 cazadores con licencia. El vedado de la finca pública de Galatzó era utilizado por unos 200 federados al año, de acuerdo a esas mismas fuentes.