El ayuntamiento de Santa Margalida ha modificado las ordenanzas municipales de tenencia de animales domésticos y de Policía y buen Gobierno con el objetivo de abrir la posibilidad de sancionar a los propietarios de perros que paseen al animal y no vayan provistos de las bolsas y las pinzas necesarias para recoger los excrementos de la vía pública. La medida supone una novedad, ya que hasta la fecha únicamente se multaba a los dueños de mascotas que eran sorprendidos sin recoger los excrementos del animal.

La iniciativa municipal es una respuesta a los "problemas" que, según el regidor Toni Nadal, existen en las calles del municipio debido a la elevada presencia de perros y a los consecuentes problemas de suciedad en las aceras. Según explica el edil, "en la actualidad, la Policía Local se encarga de realizar numerosos controles para vigilar que todos los perros cumplan con la normativa, y si se detecta algún animal que siempre camine sin dueño por la calle se recoge hasta que el propietario lo reclama, y éste es sancionado". Nadal asegura que, desde que la Policía Local impone sanciones por ello, "prácticamente ya no se ven perros sueltos por la calle y hay muchos menos excrementos".

Debido a que los perros no pueden caminar sueltos por las calles, el ayuntamiento de Santa Margalida habilitará una serie de caniparks para que las mascotas puedan correr libremente y jugar sin ningún tipo de problema. Ayer se inauguró el primero de estos parques caninos, situado en la zona de Son Bauló, en el núcleo costero de Can Picafort.

Además, está previsto que este mismo mes se inaugure la primera playa adaptada para mascotas, la de Na Patana, en la que los propietarios incluso podrán nadar con sus animales.

La iniciativa del canipark inaugurado ayer en Can Picafort es del regidor de Medio Ambiente, Martí Fornés, y nace como respuesta a la "demanda social" existente. "Mucha gente había pedido al Ayuntamiento este parque para venir a pasar algunos ratos con sus mascotas", apunta Nadal. La iniciativa cuenta además con el apoyo y la ayuda del veterinario local Joan Oliver.