El monumental Celler Cooperatiu-es Sindicat de Felanitx muere. Objeto de vandalismo desde hace décadas, su futuro es más incierto y triste que nunca. El actual propietario, Pau Ripoll Pol, de Cas Torrer (Binissalem, 1935), reconoce haber mantenido negociaciones con inversores "pero el hecho de que sea Bien de Interés Cultural [BIC] y la crisis han frenado cualquier proyecto".

El empresario jubilado de Vins Ripoll accedió esta semana a una entrevista para este diario. Recordó que en la tercera convocatoria de la subasta del Sindicat por mala administración él fue el único que se presentó y finalmente se lo adjudicó pagando 17,5 millones de pesetas, "si bien también tuve que apechugar con cinco hipotecas bancarias que sumaban más de 50 millones". Corría el año 1993 y su intención era la de impulsar un ambicioso proyecto de explotación junto a un rico alemán. La mala suerte de Ripoll fue que al haber comprado el Sindicat el germano falleció. "Hubiéramos hecho una maravilla que seguro habría contribuido a relanzar el pueblo, pero ocurrió aquello", lamenta.

No obstante, lo que más le indigna es la declaración de BIC que aprobó el Consell en tiempos de Munar (UM). "Una animalada, no hay derecho. Fue pegarnos un tiro, un atraco. Esto es ni comer ni dejar comer", critica.

Múltiples usos

A la pregunta de qué se podría hacer con el Sindicat, posibles usos, responde: "¡Mil cosas! Un restaurante u hotel de calidad, un centro cultural de referencia como el que se ha hecho en Madrid en la antigua fábrica de cerveza El Águila con el apoyo del ayuntamiento, etcétera. Estos años las instituciones me han dicho de palabra que respaldarían iniciativas de este tipo, de calidad, pero el problema es que en estos momentos no hay inversores, y los bancos ya sabemos en qué condiciones están".

Los intentos en las últimas legislaturas de todos los partidos con representación en el ayuntamiento de Felanitx para adquirir el Sindicat con ayudas del Consell, Govern y Madrid no prosperaron. "Reservaron una cantidad inicial pero era una miseria, y luego pasó que este dinero lo desviaron a otras partidas y no ha habido nuevas ofertas", señala.

Ripoll estaría dispuesto a vender un complejo que consta de más de 6.000 m2 construidos y 22.000 de terrenos. Su esposa un día se encontró con el famoso pintor felanitxer Miquel Barceló y le propuso que lo comprara y aprovechase como excepcional museo. "Le encantó la propuesta pero nada...", revela.

Y para más inri, el Sindicat "sigue registrando robos y destrozos, los impuestos son injustos y todavía ni nos han pagado por los terrenos expropiados para hacer la ronda de circunvalación".

El Celler Cooperatiu fue fundado en 1919 a iniciativa del ingeniero agrónomo Ernest Mestres, director de la Estació Enològica (que precisamente el próximo viernes celebrará su centenario) y con la colaboración de Bartomeu Vaquer, presidente de la Cámara Agrícola y de Mn. Miquel Caldentey, fundador y presidente de la Caixa Rural de Felanitx. Comenzó a funcionar en 1921.

En cuanto a su trayectoria profesional, Ripoll dice que "siempre he sido vinatero, yo seguí el negocio que mi padre empezó en 1925, de venta de vino a granel con botas y barrales". Vins Ripoll acumula ahora unos 50 puntos de venta en la isla. Como curiosidad, el disponer de un camión cisterna. Ripoll también rememora cuando él fue quien experimentó con la venta de vino popular embotellado: "Fue un exitazo". Recurrió a botellas principalmente de coñac. "Eso fue hace más de 50 años", apunta con cierta nostalgia.

Asimismo, Ripoll tuvo ideas para hacer rentable la importación de vino desde la península y también para no tener que pasar por intermediarios. Además de visión comercial en años difíciles por plagas en las viñas u otras circunstancias. "Un año llegué a vender 4.200.000 litros de vino", detalla con rostro de satisfacción.

"Cuando yo comencé había unos 120 vinateros en Mallorca y ahora somos menos de cinco", advierte. La irrupción del tetrabrik fue de lo más perjudicial, "contra esto no podíamos luchar". Don Simón, un durísimo rival.

Un hijo suyo lleva ahora las riendas de Vins Ripoll y está en proceso de crear una marca, anuncia. Y una hija dirige el bufé-restaurante, cafetería y tienda Tastau, en Palma. La clave del futuro del sector vitivinícola es, según Ripoll, "calidad y exportación, sea a China, Rusia, Alemania, etcétera".