Santanyí se reencontró ayer con su pasado. Con aquellos años, no tan lejanos, en los que el esquilado de las ovejas llegaba a condicionar un acto tan importante en las vidas de las personas como una boda. No en vano, se esperaba a tener la lana para poder rellenar los colchones del nuevo hogar de los contrayentes.

Ese aroma ancestral del campo mallorquín se revivió ayer en el campo de fútbol Can Martina, en la localidad de es Llombards (Santanyí), que como es tradición cada año acogió la demostración de uno de los oficios más antiguos de la payesía y que en la actualidad ha ido cayendo en uso por la mecanización: el esquilado de ovejas a mano y con tijeras.

La exhibición atrajo el interés de un numeroso público, alentado también por el día soleado que se vivió en la zona. Ante los asistentes, una treintena de tonedors tuvieron la oportunidad de enseñar cómo se esquilaba antaño una oveja ante la inminente llegada de la época más calurosa del año.

Mantener la tradición

Desde el Ayuntamiento, el alcalde pedáneo de es Llombards, Miquel Contestí, quien también es regidor de Agricultura, resaltó la importancia de no olvidar este tipo de tradiciones. "No debe perderse ya que es testimonio de una profesión que forma parte de la historia de la payesía mallorquina", declaró.

La Festa des Tondre contó además con la actuación de los xeremiers, que a primera hora de la mañana protagonizaron un cercavila por las calles del pueblo. A partir del mediodía, hubo música en directo en la Plaça des Pou, con la actuación del grupo Els Valencians. Una gran paella para unas 500 personas puso el punto y final a la jornada festiva en es Llombards.