Hace un mes que, en un año normal, los pescadores de jonquillo (Aphia minuta) de Mallorca habrían comenzado la campaña de este diminuto pescado. No ha sido así merced a la prohibición del año pasado por parte de la Unión Europea (UE) y de la aprobación del plan de pesca posterior, pero que aún no se ha publicado, por lo que no ha entrado en vigor. El resumen de todo es que los pescadores de Mallorca tienen prohibido faenar jonquillo de momento pero, para su asombro, los mercados están surtidos merced a la entrada de pescado procedente de Murcia y Barcelona a cargo de mayoristas.

No se trata de una competencia ilegal puesto que, según fuentes del sector, es jonquillo pescado legalmente en aguas de la península con un permiso de las comunidades autónomas. En este sentido los pescadores mallorquines se sintieron defraudados y la semana pasada se reunieron con el conseller de Medio Ambiente, Gabriel Company, pidiéndole "una solución". El conseller se interesó por la situación y de momento se está pendiente de una nueva reunión para esta semana.

Entre tanto los pescadores han perdido la campaña de Navidad y las esperanzas de que la veda pudiera abrirse durante las fiestas de Sant Antoni, como en un principio se apuntaba desde la administración.

Importancia

Cabe destacar que el jonquillo es una pesca estratégica para la renta de las familias que viven del mar en los puertos del norte de Mallorca (Alcúdia, Pollença y Cala Rajada). Es la principal fuente de ingresos durante el invierno.

El jonquillo que llega procedente de la península y se vende en los mercados insulares se comercializa envasado en tarrinas grandes, de unos tres kilos, que los mercaderes suelen revender a granel.

Mateu Cabot, presidente de la asociación de vendedores del Mercat d´Inca, asegura que "para tranquilidad de los pescadores es preciso decir que la calidad del pescado es inferior y el precio es muy superior". Según Cabot, "el kilo de jonquillo catalán, que viene bajo la denominación de llengueta, es entre 10 y 15 euros superior al jonquillo. Al público le puede suponer unos 32 euros por kilo". Cabot se aventura a asegurar que "no parece tratarse del mismo pescado, aunque es muy parecido".

Aun así los pescadores mallorquines se sienten molestos puesto que no tienen ni siquiera la posibilidad de competir con los peninsulares.

Un error burocrático

Se pidió tarde

La situación de los pescadores es consecuencia de un error burocrático durante la legislatura anterior. El ministerio de Medio Ambiente tardó en tramitar en plan de pesca. El Govern ha intentado acelerar el proceso.