Mallorca está viendo el resurgir de un poblado talayótico de primer orden. Con tramos espectaculares de muralla, espadas, cerámicas y otros restos de extraordinario valor. El conjunto arqueológico se conoce como Can Jordi o ses Talaies de Can Jordi, y se halla a unos tres kilómetros del pueblo de Santanyí (carretera de Santanyí a Felanitx, camino secundario que llega a Consolació).

Una nueva asociación sin ánimo de lucro, Lausa (losa en latín), constituida oficialmente en septiembre del pasado año, protagoniza la resurección de Can Jordi.

Lausa (dirección de internet lausa.cat) es una asociación dirigida a promover la cultura, que pretende la protección, estudio y difusión del patrimonio prehistórico, arqueológico, arquitectónico, etnológico, toponímico, literario y musical. La junta directiva está encabezada por el presidente, Gabriel Noguera. También figuran Maria Eulàlia Bonet, Cristòfor Salom, Antoni Mestre, Joan Mestre, Jaume Mestre, Cosme Aguiló, Miquel Rigo, Susan Gray y Miquel Àngel Rigo.

Precisamente hoy, domingo, tienen previsto realizar la cuarta jornada de limpieza de la vegetación, a partir de las 9 h de la mañana. El voluntariado es la base y se anima a la ciudadanía a implicarse activamente como socios o con colaboraciones puntuales y asistencia a actos programados.

Lausa cuenta con el pertinente permiso y la ayuda del Consell (Jaume Cardell, jefe de la sección de Arqueología y Etnología, muestra gran interés e incluso aporta brigada). Se prevé que el ayuntamiento de Santanyí eche una mano con la infraestructura necesaria.

La junta directiva de Lausa agradece la buena predisposición de casi todos los propietarios de Can Jordi (de los dueños de las siete fincas privadas que abarca el monumento Bien de Interés Cultural, cinco han autorizado el acceso y los acondicionamientos impulsados), que manifiestan firme respaldo.

Las mejoras llevadas a cabo sacan a relucir la majestuosa muralla. Similares a la de Can Jordi en Mallorca, ses Païsses de Artà, es Antigors de ses Salines, es Rossells de Felanitx, y es Bauç y la Talaia Grossa de Santanyí, por ejemplo.

El talaiot que sobrevive en Can Jordi se encuentra en una finca que sigue un proyecto propio. El hijo del dueño, Tomeu Bonet, consultado ayer por este diario informó de que su iniciativa de crowdfunding a través de La Tahona Cultural, para recaudar fondos y consolidar-potenciar el poblado, no alcanzó el objetivo de los 12.000 euros. Se quedó en unos 6.500. Sin embargo, Bonet admitió la gran repercusión mediática de su iniciativa, agradeció los apoyos recibidos y anunció que su proyecto sigue en marcha.

Can Jordi ya fue objeto de excavaciones arqueológicas en los años 80 del pasado siglo. Se calcula que puede ocupar aproximadamente unos 11.000 m2.

Convocatorias futuras

Aparte de divulgar al máximo el poblado de Can Jordi, Lausa contempla otras múltiples acciones. Una de ellas ya se ha materializado: el inventario de los vídeos filmados por Bartomeu Vidal (vecino mayor de Santanyí), desde los años 60 hasta la actualidad. El deseo es que el ayuntamiento aporte dinero para la creación de una archivo audiovisual digitalizado.

Asismismo, Lausa prevé un taller de ximbombes (29 de diciembre), conferencias, libros, rescatar la tradición de los salers, etc.