La administración, a veces, se muestra insensible con los buenos samaritanos. Y esto lo puede corroborar una antigua empleada de la empresa municipal de limpieza y recogida de basuras Calvià 2000. Esta mujer se vio obligada a recurrir a la mediación de la Defensora del Ciudadano, Francisca Mascaró, para que el Ayuntamiento le devolviera la totalidad de los cerca de 2.800 euros que se había encontrado un día en la calle y que, después de depositarlos en la Policía Local, nadie había reclamado, por lo que defendía que le correspondían a ella.

Su peripecia se incluye entre las decenas de casos atendidos en los dos últimos años por la Defensora del Ciudadano y del Turista, que ayer presentó ante el pleno municipal su último informe antes de jubilarse el próximo 14 de noviembre.

Detrás del expediente número 52/2011, aparece la historia de esta empleada. Vivió un gran enredo con complejas implicaciones legales y éticas. Y todo comenzó por una casualidad. Un día, mientras trabajaba en Calvià 2000, halló esa importante cantidad de dinero en la calle. El expediente no relata lo que pasó en aquellos momentos por la cabeza de la mujer (una tarea que sería más propia de un novelista), pero lo cierto es que cualquier posible dilema moral que se planteó acabó decantándose por el lado de la honestidad.

Fue a las dependencias de la Policía Local de Calvià y allí le explicaron que, si en dos años nadie reclamaba como propio ese dinero, ella se lo podría quedar, tal y como marca la ley.

Transcurridos esos dos años, la mujer no se olvidó de ir a preguntar si el dueño de esos 2.800 euros había ido a recuperarlos. En el Ayuntamiento, le dijeron que no había ido nadie. La empleada de Calvià 2000 empezó a frotarse las manos. Sin embargo, había un pero. En el Consistorio le informaron de que sólo le correspondía la mitad de ese dinero, porque la otra mitad era de Calvià 2000.

Para ello, la administración alegaba que se trataba de un tesoro oculto, una figura legal que contempla el Código Civil. Según la legislación, el tesoro pertenece al dueño del terreno donde se halle. Y, en el caso de que el descubrimiento se haga en propiedad ajena o del Estado, "y por casualidad"-según dicta la ley-, la mitad de lo encontrado "se aplicará al descubridor".

Fue en ese momento cuando la empleada municipal recurrió a Mascaró en julio del año pasado. Consideraba que no era justa esa división. Como consta en su informe anual, la Oficina de la Defensora pidió a Alcaldía "la legislación y la jurisprudencia aplicada en este caso". Tras la revisión del caso, el Ayuntamiento acabó dándole la razón. A la mujer se le devolvió todo el dinero. Su gesto de buena samaritana obtuvo finalmente recompensa. Su historia forma parte del universo de las quejas que recorren las páginas del informe de la Defensora del Ciudadano correspondiente a 2011 y 2012.

Ruidos y transporte público

En este tiempo, el departamento dirigido por Mascaró ha atendido 349 expedientes. El ruido constituye uno de los principales motivos de quejas. Sobre todo, en las zonas turísticas y en Magaluf, especialmente.

Capítulo destacado merecen también las protestas por el funcionamiento del servicio de autobuses. Un gran número de turistas acudieron a la Defensora para quejarse de la falta de frecuencias y el precio de los billetes.