Inca Viva es una fundación que cuenta con un solo año de vida. Sin embargo, su trabajo ha sido crucial para muchas familias de la ciudad que con la crisis han perdido no sólo su trabajo, sino que han visto si sustento básico en peligro. Fanny Blasco es la fundadora y actual presidenta y asegura que desde un principio tuvo muy claro que iba a actuar en tres frentes primordiales para ayudar a las familias necesitadas: alimentos, higiene y ropa.

"A menudo nos parece que la necesidad de alimentos se circunscribe al tercer mundo, pero no es cierto; nosotros atendemos en Inca a unas 50 familias que no tienen posibles para comprar comida". La fundación se nutre de donaciones y no cuenta con ninguna subvención. Sin embargo, el Ayuntamiento de Inca le ha cedido un huerto urbano que ha comenzado a funcionar para producir hortalizas y verduras frescas que cada martes se reparten entre los usuarios. Hasta hace poco sólo se repartían productos no perecederos.

Fanny Blasco explica que "no sólo se da de comer al que lo necesita, intentamos dignificarle a través de la reeducación. Organizamos talleres de aprendizaje de carpintería, fontanería y todo cuanto podemos para que esta gente pueda volver a conseguir un trabajo". Por otra parte, los mismos usuarios de la fundación trabajan como voluntarios para ayudar a los demás. El huerto, situado en el parque del Serral es cultivado por usuarios del servicio de alimentos.

El alcalde de Inca, Rafel Torres, visitó ayer el lugar y alabó enormemente "la labor de Inca Viva. Hemos entregado cuatro parcelas a esta ONG para que pueda trabajar en algo tan básico como es alimentar al que no tiene".

La fundación admite donaciones de alimentos de particulares y empresas. Blasco manifiesta que tiene intención de poner una campaña en marcha por la que pretende conseguir que cada usuario pueda comer un pedazo de porcella el próximo día de Navidad. Las donaciones pueden efectuarse poniéndose en contacto con el teléfono 601 226 829.