En Can Picafort tendrá que circular sin prisas. Así lo ha aprobado el pleno del Ayuntamiento de Santa Margalida, que ha limitado la velocidad del núcleo costero del municipio a 30 kilómetros por hora. La propuesta del equipo de gobierno obtuvo los votos a favor de Suma pel Canvi (SpC) y Coalició per les Illes (CxI), mientras que el PP y Can Picafort Unit (CPU) se abstuvieron.

La medida circulatoria podría entrar en vigor desde hoy aunque, de facto, no se comenzará a aplicar hasta septiembre. El consistorio todavía no ha determinado la fecha exacta. Antes, la policía local realizará campañas de sensibilización entre los vecinos de Can Picafort y la brigada de obras tendrá que cambiar las señales. Según explicó el alcalde margalidà, Miquel Cifre (SpC), el número de señales verticales que hay que sustituir es bajo, por lo que no hará falta invertir una gran suma. Además, se pintarán en el pavimento varias marcas viales recordando la limitación de 30 kilómetros por hora.

Esta restricción en el tráfico rodado afectará a todas las calles de Can Picafort, con la única excepción de la carretera principal. La vía que enlaza el núcleo costero de Santa Margalida con Artà, Platges de Muro y el Port d´Alcúdia mantendrá su actual límite de velocidad, ya que depende del Consell y el ayuntamiento no tiene competencias en ese tramo.

Por "seguridad y ruidos"

El alcalde Cifre argumentó la necesidad de esta medida para "aumentar la seguridad de Can Picafort y evitar ruidos", que sobre todo son producidos "por los autocares y autobuses cuando circulan rápido". El munícipe agregó que esta propuesta surgió del consejo sectorial de turismo del municipio y que al equipo de gobierno le pareció buena idea.

A preguntas de este diario, Cifre reconoció que no han pulsado la opinión de los vecinos respecto de la limitación, aunque reconoce que habrá división de pareceres. "Seguro que habrá gente a favor, sobre todo los que disfruten de pasear, y que los que les gusta pisar el acelerador estarán en contra", apuntó el alcalde socialista.

Por su parte, la regidora del PP Rocío Romero €que ejerció de portavoz por la ausencia de Martí Torres´€ explicó tras el pleno que la idea le parece buena y nada descabellada, pero que la preocupación municipal ha de centrarse en hacer cumplir la norma. "De nada sirve que se cambien las señales si luego no hay vigilancia y la gente hace lo que quiere", argumentó Romero.

La edil puso el ejemplo de la calle paralela a la carretera, en la que mucha gente circula a velocidades mucho más elevadas de las permitidas. "Esta idea no tiene que servir para que haya más multas, sino para que haya más control. Es una buena idea, especialmente en las épocas de más afluencia turística", agregó la concejala en la oposición.