­Doce participantes tomaron la salida en la bajada de carritos que ayer por la mañana se llevó a cabo en las rampas del camino de acceso a Biniaraix. Fue el acto más esperado del programa de fiestas que anualmente celebra este pequeño núcleo de Sóller.

Los miembros del Club Ciclista Defensora Sollerense, que se encargan de cronometrar la prueba, verificaron previamente los vehículos para comprobar que reunían unas mínimas medidas de seguridad. En especial, chequearon que cada vehículo llevara frenos, teniendo en cuenta que la carrera se realiza en una zona con mucha pendiente.

En estas verificaciones, los árbitros prohibieron la salida de un carrito con un inodoro por asiento, debido al peligro que hubiera entrañado para el piloto y para el público un accidente por los cortes que hubiera podido producir la porcelana. El resto de vehículos pudo tomar la salida.

De uno en uno arrancaron los carritos desde la plaza de la Concepción hasta el puente de Biniaraix. El recorrido tenía 700 metros de longitud. El público se concentró sobre todo en las curvas de la calle de la Trinidad, donde los pilotos pusieron a prueba toda su pericia al volante de estos vehículos caseros. No se produjeron incidentes y los participantes pudieron terminar la prueba felices, sanos y salvos.