La costa manacorina llegó a izar en sus mástiles hasta diez banderas azules. Era mayo de 2009 y el municipio se convertía en el segundo de todo el Estado en número de distintivos de calidad, solamente por detrás de Sanxenxo, en Galicia. El puerto de Porto Cristo y las playas de s´Illot, Cala Antena, Cala Anguila, Cala Murada, Cala Mendia, s´Estany den Mas, es Domingos Petit, es Domingos Gran y Porto Cristo eran espacios de teóricas aguas cristalinas, seguridad y servicios efectivos y envidiables.

En 2010 el empeoramiento en las analíticas de calidad de las aguas de Cala Antena rebajaba un escalón el pleno. Para mayor desgracia, la falta de servicios y la poca nitidez de s´Illot, s´Estany den Mas y Porto Cristo del año pasado dejaron el límite azul en seis distinciones.

Pero la gran sorpresa llegó hace unas semanas: nada, ni una sola bandera en ninguno de los arenales turísticos anteriormente tan magníficos. ¿Por qué?, ¿dejadez del Ayuntamiento o una subida de las exigencias por parte de la empresa privada que gestiona el galardón a nivel europeo? Un nuevo y polémico criterio de la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC) ha tenido la culpa.

"Este año nos pedían que obligatoriamente en cada playa debía haber por lo menos dos socorristas, lo cual para arenales extensos no está mal, pero creemos que para Cala Antena o Cala Anguila, por ejemplo, que tan solo tienen unos 50 metros de amplitud, es francamente ridículo", explica el hasta ahora regidor de Zona Costera y ahora responsable del área de Porto Cristo, Joan Gomila. "Es una cuestión de necesidad y no de dinero. De hecho el verano ya teníamos dos playas [Cala Mendia y es Domingos Gran]con dos socorristas que podríamos haber presentado, pero es una especie de chantaje en el que no queremos entrar".

Hace ya dos años que los rumores inquietaron a la delegación de Turismo de Manacor. Entonces los responsables decidieron adiestrar a hamaqueros y tiqueteros para que, en caso de necesidad, también tuvieran conocimientos más o menos avanzados en primeros auxilios. Y ahí viene la curiosidad del caso: uno de los que impartieron cursos era José Palacios, uno de los vicepresidentes de ADEAC y conocedor de cómo están las cosas.

"No creo que haya ningún turista que venga hasta aquí y se bañe en nuestras playas porque tengamos o no banderas azules. Sinceramente no creo que tenga una gran importancia en ese sentido. Ahora bien, tampoco somos hipócritas y está claro que nos hubiera gustado tenerlas todas", subraya Gomila, que ya ha buscado un plan B: el certificado AENOR de calidad y el respaldo expreso de la conselleria de Interior.