Biel Martí, ´llubiner´ de 26 años, es el presidente de la ABEIC, una asociación con sede en Llubí que agrupa a consumidores lúdicos y terapéuticos de cannabis.

—¿Cuándo y por qué surgió la idea de crear la asociación?

—En noviembre de 2010 empezamos a tener los papeles en regla e inscribimos la asociación en la conselleria de Presidencia. En enero ya teníamos local social en Llubí. Teníamos en común las simpatías que sentimos por la planta, de la cual somos consumidores. La finalidad es evitar el peligro que supone ir a buscar cannabis en el mercado negro.

—¿Cuántos socios tiene?

—190 socios procedentes de toda la isla y de diversas edades.

—¿La asociación distribuye la droga de forma legal?

—Sí. Se firma un contrato con ellos mediante el que se permite un consumo máximo de dos gramos diarios por cada socio. Como mucho, cada uno puede llevarse de golpe la cantidad equivalente a quince días. Así se evita que el suministro pueda revenderse.

—¿Ha puesto muchas trabas la administración a la hora de conceder permiso para distribuir una sustancia ilegal?

—El proceso se ha hecho largo y hemos tenido que mover mucho papeleo. La plantación controlada de cannabis sólo puede llevarse a cabo con permiso del Govern, aunque la producción de la planta para consumo propio es totalmente legal.

—¿Qué requisitos debe reunir una persona para ser socia?

—Que sea mayor de edad, consumidora de cannabis y esté avalada por otro miembro de la asociación, ya que queremos tener referencias de los nuevos socios para evitar que ingresen personas conflictivas. Cada socio paga una cuota anual de 30 euros que se invierten en el mantenimiento del local y en la organización de actos informativos sobre el cannabis. Además, pagan cuatro euros por los dos gramos diarios que les corresponden como socios.

—¿Todos los socios son consumidores lúdicos o también acuden personas que necesitan el cannabis por temas de salud?

—La mayoría consumen desde el punto de vista lúdico, pero tenemos socios enfermos de cáncer que necesitan consumir para que la enfermedad sea más llevadera. Para ellos tenemos un vaporizador, que permite consumir el cannabis sin tener que fumarlo.

—¿Producen sus plantaciones?

—La asociación tiene diferentes terrenos escondidos para plantar el cannabis. Están protegidos con alarmas y otras medidas de seguridad. También se hace cultivo interior para mantener a las plantas madre de la que se extraen los esquejes. La producción es suficiente para suministrar la cantidad requerida por los socios, la mayoría de los cuales no saben donde están las plantas.

—¿Han tenido problemas con la policía por las plantaciones?

—La Guardia Civil tiene la lista de los terrenos donde sembramos. El año pasado se denunció un cultivo, pero la Guardia Civil observó que las plantas estaban identificadas y todo terminó en nada. Los terrenos están identificados como cultivos privados.

—¿Son objeto de inspecciones por parte de la Administración para comprobar que realmente se suministra lo pactado?

—No hay inspecciones porque no existe una regulación al respecto. Ahora, la federación nacional de asociaciones de cannabis prepara una propuesta legislativa para regularizar la situación de todos los clubs sociales de estas características. Queremos un debate igual que el del País Vasco.

—Las aprehensiones de cultivos se han incrementado en los últimos años. ¿Hay más persecución o la gente siembra más?

—Yo creo que la gente cultiva más ahora. A veces basta una simple denuncia vecinal para que a alguien le entren en su casa para cortar una plantación.

—¿Cuál es el criterio para saber si una cantidad determinada está destinada al autoconsumo o, por contra, a la venta ilegal?

—No está muy especificado porque existe un vacío legal sobre ello. Nosotros reclamamos una regularización de la producción para el autoconsumo.

—¿Qué ventajas comportaría la legalización del cannabis?

—La legalización llevaría a un consumo regulado, con cannabis de calidad. Hoy en día, en la calle se vende hachís con goma para que pese más. Con una marihuana legal, los narcotraficantes perderían el negocio. Si alguien tiene que ir a buscar cannabis en el mercado negro corre el peligro de introducirse en sustancias más fuertes. En cualquier caso, nosotros defendemos más la normalización que la legalización, porque con ésta no se garantiza que no haya monopolios empresariales o adulteraciones del producto, como ya ocurre con el tabaco.

—Justifique el nombre de la asociación. ¿Qué investiga la ABEIC?

—Investigamos sobre el tipo de marihuana que cultivamos y las plagas que suelen atacar al cannabis, además de realizar análisis de cada una de las variedades sembradas. Plantamos con criterios ecológicos.