"Tengo que ir a dormir a un hotel con mi marido y mi bebé para conciliar el sueño". Fue uno de los testimonios de una vecina afectada por los ruidos que padecen los residentes en una zona de Muro donde se ubican diversos bares y una discoteca. Una docena de vecinos indignados acudieron al pleno del jueves para denunciar la situación. Según expresaron al alcalde, Martí Fornés, "llevamos tres años pidiendo soluciones y nadie hace nada. Hay botellón, broncas, ruidos, peleas y la policía local no sanciona, sólo pasea".

Fornés replicó contrariado que "la policía debería cumplir con su obligación y poner las pertinentes denuncias". Asimismo, anunció que se realizará un estudio sonométrico y garantizó sanciones a quienes incumplan la normativa.

Antes de las quejas vecinales, Rafel Gelabert (CXI) lamentó "el desmadre y descontrol en que ha derivado la fiesta de Sant Vicenç" y reclamó la adopción de "límites" al botellón. El alcalde aseguró tener constancia del problema y manifestó que se actuará según las posibilidades del Ayuntamiento.