Las calles del pequeño pueblo de Lloret tienen nuevos habitantes. Ferrosos ojos observan a los visitantes y residentes desde enclaves elegidos.

Desde hace unos meses Lloret se ha vestido de arte gracias a la original iniciativa de un vecino de la localidad, Antonio Serón Blasco, nacido en Zaragoza y llorità de adopción desde hace cuatro años.

Este herrero, que a día de hoy sigue trabajando el hierro a la vieja usanza, ha iniciado de forma totalmente altruista un curioso proyecto. Éste consiste en decorar con estatuas de hierro forjado, lugares públicos, comercios y bares de la localidad. A día de hoy, ya hay seis estatuas y prevé hacer algunas más para seguir embelleciendo las calles y plazas del pueblo.

Sus creaciones han generado bastante expectación entre los vecinos, y son muchos los que le dan la enhorabuena por la labor que desarrolla, a la par que les sorprende que lo haga de forma desinteresada.

Antonio comenta que lo hace por afición, y aprovecha los fines de semana para dar rienda suelta a su imaginación y forjar estatuas. A su vez, considera que es una forma de colaborar con el pueblo, ya que se siente muy a gusto viviendo en él.

Según Antonio "es difícil vivir exclusivamente del arte", sin embargo, él intenta plasmar sus creaciones artísticas en cosas funcionales como puertas, sillas o mesas, que permiten que su taller pueda seguir funcionando.

Antonio es un apasionado del hierro, y hace catorce años que se dedica a esta profesión. Aunque inicialmente empezó a trabajar en un taller industrial, actualmente sigue trabajándolo de forma artesanal como se hacía antiguamente. Es decir; calentando el hierro en la fragua con carbón y moldeándolo con el yunque. Una de las razones por las que lo hace es debido a que, "este oficio tradicional se está perdiendo como consecuencia de la industrialización".