­Diversos trabajadores de Serveris Ferroviaris de Mallorca (SFM) han mostrado su disconformidad respecto de los recortes que está sufriendo la empresa pública encargada del metro y del tren. Los empleados se han dirigido a DIARIO de MALLORCA para protestar por la reducción en personal de seguridad y en limpieza, que achacan a una "estrategia política" del actual Govern "para ensuciar la imagen del transporte público".

Según estos empleados –maquinistas, revisores, técnicos–, la empresa ha eliminado a los vigilantes de seguridad más competentes y la mayoría de los que quedan ahora "buscan no tener problemas y no solventan los conflictos". La situación llega a ser desesperante –dicen– con algunos usuarios problemáticos y habituales, que el personal de SFM ya tiene fichado. Por ejemplo, citan un grupo de jóvenes que siempre se cuela y a los que las revisoras prefieren no cobrarles porque saben que tendrán bronca asegurada. "Tú eres mujer y yo a ti no te pago", cuentan que le espetaron a un compañera antes de amenazarla.

La reducción en la vigilancia hace que sea más difícil combatir el incivismo, porque para echar a los usuarios conflictivos han de llamar a las fuerzas de seguridad, lo cual retrasa el paso de los convoyes.

Otro detalle que no entienden es que no haya un refuerzo de seguridad en las frecuencias más problemáticas, como las de los viernes y sábados por la noche. Los revisores explican que, al ser una franja horaria en la que muchos jóvenes de la part forana bajan a Ciutat y viceversa para salir de marcha, hay casos en los que los usuarios ponen los pies sobre los asientos o vomitan y mean dentro de los vagones.

"¿A mí de qué me sirve que haya un vigilante sentado en Palma? Aparte de los incidentes típicos de que alguien no pague el billete, hay un problema grave cada semana. Y la empresa pasa de denunciar estas cosas, no quieren problemas y no te apoyan en los conflictos", dice un maquinista molesto con la actual gestión de la sociedad pública.

Carteristas en la zona de autobuses de la estación intermodal, amenazas con robar la recaudación de los billetes y usuarios que se encaran a revisores e interventores son algunas otras de las perlas del incivismo que relatan los trabajadores. "Nos quejamos porque nos sentimos inseguros, pero también peligra la seguridad de los usuarios; un usuario no paga para aguantar esto", detallan.

"Los trenes dan asco"

Los trabajadores defienden que han de dar un "servicio correcto y con puntualidad", pero acusan a SFM de "hacer todo lo contrario" para manchar "la imagen del transporte público". Uno de los ejemplos que ponen es que, según sus cifras, "más de la mitad de unidades están pintadas" con grafitis.

Relatan que los grafiteros se cuelan por la noche en los talleres de Son Rullan y a estaciones, como la de Manacor, donde duermen algunas máquinas, y las pintan con aerosol. Cuando algún vigilantes les ha sorprendido in fraganti, los jóvenes se les han encarado, llegando incluso a lanzarles piedras o a rociarles con pintura.

"Antes los trenes se limpiaban al momento, pero ahora pasan", dice un maquinista, a lo que un revisor le añade que "antes se limpiaban al momento, a la hora ya estaba a punto, y no circulaba ningún tren sucio para no hacer publicidad a los grafiteros". "¿Qué buscan dando un mal servicio", cuestionan los trabajadores.

La respuesta que ofreció la empresa fue negar la magnitud de estos problemas. Al ser preguntada por este diario, SFM optó por no responder a las críticas de los trabajadores y asegurar que las quejas se deben únicamente a la opinión de un sindicato.