Domingo, festividad de Santa Bàrbara, patrona de los artilleros. Esa ha sido la fecha elegida por el ministerio de Defensa para, tras más de setenta años de actividad militar, echar el cierre oficial al Polvorín Sur de Porreres, conocido popularmente como el Puig dels Soldats, si bien las unidades militares no dejarán las instalaciones hasta finales de año.

Son muchas las cosas que han sucedido durante estos años de convivencia entre los militares y la población civil porrerenca. Se da la casualidad de que el último comandante del puesto habrá sido el subteniente Joan Sorell, natural de la localidad.

Posguerra, años 40

Nada más terminar la Guerra Civil , durante los primeros años de la década de los 40, se iniciaron las obras del túnel. Llegaron militares y trabajadores civiles de la península, que pronto se unieron a los locales. Madò Aina Sitjar Puig Pinya dejó el siguiente testimonio: “...poco tiempo después de terminar la guerra, mi marido Nadal Noguera y yo éramos els donats de Monti-sion. Recuerdo como mi marido trabajaba en las obras del polvorín del Puig den Femella. Los obreros venían a comer y dormir al santuario, muchos eran peninsulares...”.

A primeros de los 50, el túnel ya estaba excavado en su totalidad. Fue cuando se iniciaron las obras del forro de piedra en las paredes interiores para evitar filtraciones de agua.

Durante esta época además de los obreros que trabajaban bajo tierra, había una guarnición de unos 20 soldados de artillería e infantería. El comandante de puesto era el teniente de Infantería Luís Quevedo Ponce, quien años más tarde acabaría siendo presidente del club de fútbol UE Porreres.

Lea la noticia completa en la edición impresa

Adquiera el PDF de Diario de Mallorca