A finales de este año 2011 el Polvorí de Porreres cesará definitivamente su actividad militar debido a una orden gubernamental del ministerio de Defensa. Ello obedece a la intención de ir cerrando pequeñas instalaciones y agruparlas en acuartelamientos mayores de la península. En concreto, los mandos de Porreres serán destinados a Cataluña.

El Polvorí se halla en el Puig den Femella (294 metros), a unos tres kilómetros del casco urbano de Porreres, en dirección Llucmajor, en la Serralada de Monti-sion. En las entrañas de dicho monte existen los túneles donde se almacenó durante años la munición (balas, granadas, obuses, etc.) de las tropas militares. La obra del polvorín se inició a mediados del pasado siglo con participación de obreros locales y de otros municipios de la isla y peninsulares. Otras curiosidades relativas a este enclave son el frecuente ir y venir de camiones y el hecho de que muchos soldados que hicieron la mili allí decidieran luego quedarse a vivir en Porreres, casándose un considerable número de ellos con vecinas del pueblo. Asimismo, muchos residentes comentaban asiduamente el temor de que tanta munición depositada pudiese algún día hacer explosión. En este sentido, mandos militares solían tranquilizar al Consistorio advirtiendo de que había máxima seguridad y que eran prácticamente imposible las explosiones.

Tras el anuncio de que el Polvorí cesará su actividad militar, y teniendo constancia de que la titularidad corresponde al ministerio de Defensa, el ayuntamiento de Porreres aprobó en el pasado pleno iniciar los trámites para que el Gobierno central ceda parte del complejo para usos de almacén, con posibilidad también para crear un espacio para las colonias de verano y actos socioculturales diversos, contribuyendo así a evitar la degradación del Puig den Femella, donde hay varias edificaciones.

La propuesta del pleno de pedir a Madrid la cesión a raíz de la desafectación militar fue aprobada por unanimidad. Las formaciones coincidieron en destacar que el provecho público del Puig den Femella puede suponer una gran oportunidad sociocultural y la preservación del monte, llegándose a convertir en comuna. En tiempos de la Guerra Civil los falangistas practicaron tiro allí y se trata de un sitio desconocido para la ciudadanía por su férreo control.