Fue en la anterior legislatura, cuando el ayuntamiento de Son Servera decidió instalar unos pilones automáticos que limitaran el acceso del tráfico rodado hacia la plaza de Sant Joan y la zona centro. Controlados por tres aparatos situados en las calles de acceso, unos mecanismos activados por los vecinos residentes, levantan los artilugios metálicos en plena calle. Sólo bajan si se les pasa una tarjeta otorgada a los vecinos que viven en el perímetro restringido, o cuando es accionado desde la comisaría de la Policía Local.

Finalmente y tras permanecer mucho tiempo inoperante, el pasado tres de septiembre el Consistorio decidió poner el sistema en funcionamiento y observar cómo funcionaba. Justo al día siguiente, el pilón que se encuentra en la calle Doctor Servera recibía el golpe de un primer coche; lo dejaba inactivo.

Una semana después, algo parecido sucedía con el situado en la calle Pere Antoni Servera, solo que esta vez los daños que sufrieron tanto el automóvil como el pilón fueron mas considerables. Pese a no tener aún notificación de ello, desde el departamento de policía se espera que este accidente sea denunciado próximamente por parte del conductor.

Según explica el titular de Interior y Policía del ayuntamiento de Son Servera, Pep Campins (CxI), los dos accidentes podrían ser provocados por la imprudencia, en un intento de acceder al perímetro limitado, después de que otro vecino autorizado levantara el pilón. No se dan cuenta de que no hay tiempo suficiente para entrar antes de que se vuelva a levantar.

En el mismo sentido se expresaron algunos vecinos que reconocen que el número de pequeños accidentes ha aumentado por el uso de la mala práctica, pese a que existe una luz ámbar que alerta de la situación peligrosa.

Replanteamiento

Ante estos hechos, el Consistorio ha decidido parar momentáneamente los dispositivos y buscar, conjuntamente con la empresa que los ha instalado, una solución honrosa, que podría pasar por la colocación complementaria de un brazo o un semáforo.

Según Campins, se trata de buscar una idea disuasoria a estos dispositivos para evitar más accidentes y posibles nuevas quejas hacia la Sala, pese a que la instalación y señalización de los mismos cumple con la normativa.

Desde el Ayuntamiento se reconoce que no ha habido quejas vecinales por la instalación del dispositivo, aunque algunos de los usuarios y vecinos consultados son partidarios de su retirada y de que se restrinja la zona acotada con una simple barrera como se había hecho siempre.