La mala situación económica también afecta al pago de las multas por el incumplimiento de las ordenanzas municipales. La Policía Local de Manacor ha notado un gran incremento en las peticiones para cambiar las multas monetarias derivadas del botellón por otras sanciones de carácter laboral y social. De ser residual, ahora mismo el porcentaje de infractores que no pueden hacer frente al pago ya es del 41%.

La explicación, según señala el inspector jefe Antoni Sureda, cabe buscarla en la edad de quien comete la falta y la gravedad de ésta: "Muchos de ellos son jóvenes. Los padres ya no pueden o no están dispuestos a pagar por las sanciones de sus hijos, así que piden que sean conmutadas". Y es que desobedecer la ordenanza local contra el botellón, aprobada por el consistorio en noviembre de 2009, puede salir bastante caro. Las faltas leves pueden sancionarse desde los 400 hasta los 750 euros, la graves hasta con 1.500 y las reincidentes tipificadas como muy graves pueden llegar hasta los 3.000.

En caso de no elegir el abono en metálico, el infractor es derivado a un departamento especial, donde se le valora a nivel curricular y se le pide en qué estaría dispuesto o le gustaría trabajar. "Les damos las máximas facilidades dentro de unos límites. Que nadie crea que les ponemos a barrer las calles a pleno sol". Una vez resuelto, Policía y Ayuntamiento determinan dónde podría encajar mejor, desde la mecánica hasta los asuntos sociales.

La duración también varía según la gravedad en el consumo de alcohol en espacio público. Una leve equivale a 20 horas de trabajo no remunerado, mientras que un grave o muy grave ya eleva el tiempo a 35 horas.

De las 291 denuncias por incumplimiento de las ordenanzas municipales registradas en 2010, 91 fueron precisamente por botellón, seguidas por las de ocupación ilegal en vía pública, la venta ambulante de productos y por ruidos derivados de la actividad en locales de ocio.

Desde el ayuntamiento de Manacor siempre se ha insistido en que la normativa antibotellón no está planteada "con un carácter represivo ni para castigar injustamente a nadie, sino para garantizar la seguridad y el descanso de los vecinos".

En época invernal, los principales puntos negros por lo que respecta al botellón en el municipio se concentran hasta ahora en la calle Indústria, la urbanización de Son Talent, el aparcamiento del centro comercial Eroski de la carretera de Sant Llorenç, el barrio del Serralt y los aledaños del campo de fútbol de Porto Cristo.