Las obras para conectar por tren Manacor y Artà no fueron fáciles. Fue un proyecto marcado por las vicisitudes. Tardaron cinco años en completarlas, mucho más tiempo del previsto. Hubo problemas económicos de falta de financiación... Éstas son frases que podrían aplicarse a la situación actual del proyecto de recuperación de la línea ferroviaria, pero que corresponden a los orígenes de la línea, a principios del siglo veinte (se inauguró en junio de 1921), tal y como recuerda el historiador Xavier Terrasa.

Terrasa es el autor de la Guia del patrimoni històric al recorregut del Tram Tren: Manacor-Artà, que acaba de editar la conselleria de Movilidad y la asociación conservacionista Arca. La obra no sólo recoge los orígenes históricos del tren en la comarca y en el resto de la isla, sino que se centra en recopilar los elementos patrimoniales que se sitúan en el entorno de las antiguas estaciones de tren de Manacor, Sant Llorenç, Son Carrió, Son Servera y Artà, y que pueden visitarse a pie o en bicicleta.

El libro revela datos curiosos sobre la historia del ferrocarril en la isla. Como el hecho de que en 1918 se redactó un proyecto Palma y el Port d´Andratx, a través de Génova, Calvià, es Capdellà y Andratx. Ni que decir tiene que esta conexión nunca se materializó. El Ponent siempre se ha mantenido al margen del mundo del tren. Sin embargo, este proyecto es una muestra de la efervescencia del tren que se vivió en la isla entre finales del siglo XIX y principios del XX. En un plazo de tres décadas, los caminos de acero comenzaron a surcar la geografía isleña. Primero entre Palma e Inca, en 1875 (la pionera). Después llegó el tren a Sineu (1878), a Manacor (1879), Consell y Alaró (1881), Sóller (1912), Santanyí (1917) y Artà (1921, con una duración del trayecto desde Palma de dos horas y media). De forma paralela al auge del tren, se desplegó una potente infraestructura ferroviaria en la part forana. La guía elaborada por Terrasa da unas cuantas pinceladas arquitectónicas sobre las estaciones que se encuentran entre Manacor y Artà, entre las que destaca a ésta última. "Con la excepción de Manacor ésta era la más equipada de la línea de Llevant", argumenta el historiador, quien destaca las proporciones estilísticas del edificio para los viajeros.

La implantación del tren llevó aparejada también la excavación de túneles, como el de sa Cova o ses Genetes – "una auténtica joya de trabajo de ingeniería que fue excavado en piedra viva", dice Terrasa–, viaductos como el de Son Sureda (entre Sant Llorenç des Cardassar y Son Carrió), y puentes como el de es Pollets (entre Son Servera y Artà). Otros elementos curiosos de aquella primera época son las garitas para las personas que se encargaban de vigilar las barreras en las intersecciones entre la vía y la carretera. Todavía quedaban años para que el control de estos pasos a nivel funcionara de manera automática.

Además, la Guia del patrimoni històric al recorregut del Tram Tren: Manacor-Artà reúne los principales lugares de interés histórico-patrimonial que se encuentran en los alrededores de las estaciones de tren, señalizados en un mapa con la intención de que puedan ser visitados a pie o en bicicleta.

En el caso de Manacor, por ejemplo, se destacan edificios como el de s´Agrícola – "un referente del mundo asociativo en Manacor", remarca Terrasa– o la Torre del Palau – "el único vestigio conservado del palacio de los reyes de Mallorca", apunta. Los itinerarios señalados se detienen también en edificios históricos de Sant Llorenç (como la casa de mossèn Salvador Galmés), Son Carrió, Son Servera y Artà.