La tradición cristiana suele citar a San Cristóbal como un hombre fornido, casi gigante, que vivió en el siglo tercero en una región del Líbano fronteriza con Israel. Antes de morir martirizado, entre otros trabajos se encargó de transportar a viajeros y comerciantes de una parte a otra de la orilla de un río cercano. Cuentan que uno de ellos fue el niño Jesús. A partir de ahí y siglos más tarde, esa labor trasportadora le llevó a ser primero patrón de los arrieros, para posteriormente (y hasta hoy) convertirse en el de todos los conductores en general.

De conocida tradición dentro de la liturgia veraniega, Sant Cristòfol ha auspiciado de nuevo este fin de semana a todos aquellos que persiguen su cobijo durante el resto del año.

La bendición empezó ya este sábado en Felanitx, cuando a las 19,30 horas, treinta minutos después de que se oficiara en la parroquia de Sant Miquel una misa en recuerdo de todos los fallecidos por accidentes de tráfico, la plaza Perelada sirvió de escenario para que el rector bendijera a unos 300 coches, media docena de taxis o toda la flota de camiones del conocido empresario Fontanet. A las 20,30 horas, acabado el ritual, se entregaron los banderines de Sant Cristòfol al tiempo que los conductores dejaban sus limosnas.

En Biniali, un año más, el también patrón de la localidad fue motivo de orgullo y devoción sobre ruedas. A las doce y media de ayer, la comitiva encabezada por un antiguo camión de bomberos inició el recorrido por la calle principal, y al llegar frente a la rectoría se procedió a la bendición de hasta 19 camiones más. Después lo hicieron los coches y seguidamente las motos. Incluso un pequeño se presentó con su patinete para recibir la pertinente bendición.

Pero sin lugar a dudas lo que más gustó a los niños de la localidad fue la bendición de un tren turístico, que tras ésta efectuó varios viajes repleto de vecinos. Al final del acto, todos fueron obsequiados con una copa de moscatel y galletas por gentileza del ayuntamiento de Sencelles.

Bajo la presidencia del padre Jordi Perelló, rector de la parroquia de Nuestra Señora de la Lactancia, y de las primeras autoridades municipales, Llucmajor celebró también las beneïdes en honor al patrón de s´Arenal, completadas con el baile de la oferta a cargo de los grupos Col·legi Sant Vicenç de Paül, Sarau i Festa y Castanyetes en Festa, así como los Xeremiers de s´Arenal. Participaron activamente el Club Es Pistó, la Asociación Radiotaxi Llucmajor y el Vespa Club Mallorca.

Ya por la tarde en Sant Joan, la Penya Motorista local celebró su 55 aniversario (fundada por Miquel Fiol en 1956), lo que hizo que las calles de la localidad hirvieran bajo el sonido de más de 300 motores. Tras la liturgia no faltó, como cada año, la clásica cena a base de burballes, que reunió a varios centenares de comensales.