El geógrafo Jaume Mateu Lladó, ex director general de Ordenación del Territorio del Consell, fue el único representante de la institución en la sede parisina de la Unesco donde se otorgó a la Serra de Tramuntana la calificación de Patrimonio de la Humanidad. Mateu vivió de cerca el proceso y deja el cargo con la satisfacción del "trabajo realizado".

–¿Cómo fue la reunión que declaró a la Serra como patrimonio mundial?

–La sesión de la Unesco siempre se lleva a cabo en diez días y hay un orden del día con muchos puntos. Las declaraciones de patrimonio mundial iban en el octavo punto. Pensábamos que la decisión llegaría el viernes, pero todo se retrasó mucho y el sábado tampoco hubo tiempo. Finalmente, se decidió el lunes, ya sin la presencia de la consellera (insular de Territorio), Maria Lluïsa Dubon, ni del representante del PP, Fernando Rubio.

–¿A quién le tocó defender la candidatura de la Serra ante el comité de la Unesco?

–La ceremonia consta de dos partes diferenciadas. Una de tipo institucional, que correspondió a la directora general de Bellas Artes y Bienes Culturales del ministerio de Cultura, Ángeles Albert, quien realizó una introducción de la candidatura de unos dos minutos. Después me tocó a mí defender los detalles técnicos de la propuesta y tuve que responder preguntas durante dos minutos más.

–¿Qué tipo de preguntas?

–Me preguntaron sobre una serie de dudas que existían en relación al origen histórico de los elementos hidráulicos de la Serra. También me formularon cuestiones sobre el plan de gestión de la candidatura. Se trataba de demostrar que el plan está aprobado y que existe un organismo que lo gestionará, el Consorcio Serra de Tramuntana Patrimonio Mundial, aprobado definitivamente en abril de este año y del que sólo falta nombrar a un representante. También me preguntaron sobre el nivel de protección de la Serra y sobre cuáles son los elementos principales de la cordillera.

-¿Sobre qué pilares basaron su defensa del proyecto?

-Defendimos la Serra en base a dos grandes elementos: el sistema hidráulico y los ´marges de paret seca´, que son elementos diferenciales de la Tramuntana con respecto a otros paisajes.

-¿Qué pasó después, ya se aprobó el proyecto?

-Después de nuestro turno de intervención, los 21 representantes de los países miembros del comité de la Unesco, que se cambian cada dos años y en el que ahora no figura España, iniciaron un pequeño debate sobre la candidatura. Tres o cuatro de los países representados tenían la opinión de que la candidatura debería esperar al menos un año más antes de ser declarada como Patrimonio Mundial. Sin embargo, el resto de países no dijeron nada. Entonces, la presidenta de la mesa preguntó si estaban de acuerdo en aprobar la candidatura y se hizo por asentimiento.

–¿Hubo algún momento crítico en el que viese peligrar la candidatura de la Serra?

–En ningún momento nos planteamos que el comité dijese no a la propuesta, pero sí había una cierta preocupación en que prosperase la solicitud de aplazamiento que lanzaron algunos países. Nuestra delegación explicó que el trabajo estaba hecho y que no hacía falta aplazar más la decisión. Tengo que destacar el gran trabajo realizado por el embajador de España en la Unesco y por el ministerio de Cultura.

–¿Hubo que hacer uso de la diplomacia para asegurar la declaración?

–Normalmente, las gestiones con los países miembros son realizadas por el embajador de España ante la Unesco. No se hizo nada más. Se trataba de demostrar la solvencia del Estado español a la hora de defender y conservar su propio patrimonio. No se trata de una competición, porque se valora caso por caso.

–Ya se ha dado el paso más importante. ¿Qué pasará ahora?

–Ahora la Serra forma parte de un listado que depende de la Unesco, organismo que pedirá información periódica al Estado sobre si se van cumpliendo los objetivos y si se han puesto en marcha las medidas de gestión para asegurar la protección de la Serra. Deberemos estar pendientes a los requerimientos de la Unesco.

–¿La declaración patrimonial implicará una nueva normativa sobre la Serra de Tramuntana?

–No implica una nueva normativa, sino un compromiso. El listado de derechos y obligaciones está definido en el plan de gestión, documento que asegurará un control muy concreto de la Serra. Si en un año no se ha cumplido el compromiso, la Unesco nos llamará la atención.

–Algo que preocupa a muchos. ¿Llegarán ayudas económicas?

–La Unesco no subvenciona directamente. Tiene fondos para ello, pero los destina más a los países menos desarrollados. Sí organiza programas educativos que pueden ser beneficiosos. Ahora sí, el gobierno español dispone de partidas económicas para destinar a este tipo de patrimonio y Balears podrá optar a ello.

–¿Habrá limitaciones de acceso a la Serra?

–El plan incluye una gestión de visitantes y prevé una ordenación de los puntos de visitas. Se trata de canalizar a la gente para que vaya a unas partes determinadas y no a otras y fomentar un turismo cultural. No queremos que la Serra sea sólo una postal.

–¿El nivel de protección urbanística de la Serra es suficiente?

–Creemos que el Plan Territorial de Mallorca es suficente a nivel urbanístico para garantizar la protección de la Serra. Es importante el trabajo realizado para impedir la urbanización de Es Guix (Escorca), porque en caso contrario la Unesco no hubiese concedido la declaración.